El 6 de abril se cumplen 37 años de la desaparición de David Guerrero Guevara, el conocido como 'niño pintor de Málaga'. Un caso que ha levantado muchas incógnitas y que aún no se ha podido resolver. Se le perdió la pista el 6 de abril de 1987, cuando tenía 13 años y un prometedor futuro artístico. Desde entonces, no se sabe absolutamente nada sobre este pequeño.
En febrero de 2020 la Policía Nacional reabría el caso del ‘niño pintor’ de Málaga 33 años después de su desaparición y lo hacía gracias a los avances desarrollados en el laboratorio de ADN de la Guardia Civil. En este se encuentran almacenados todas las pruebas de ADN de investigaciones abiertas, y en otro, los perfiles de ADN de posibles sospechosos con 23 países conectados. Cuando los datos concuerdan: match positivo, así se llama, y se puede ver cómo los perfiles genéticos son iguales.
La reapertura del caso
Es lo que ha ocurría con el caso de David Guerrero, al que se le perdió la pista el 6 de abril de 1987, cuando tenía 13 años y un prometedor futuro artístico.
El 'Diario Sur' fue el primero en desvelar que se estaba reconstruyendo la investigación sobre la desaparición del niño pintor. Y todo gracias a un dibujo encontrado por una amiga del joven en el buzón de su casa. Debería haber estado custodiado pero no, apareció en el buzón de la joven. Además la familia había recopilado datos y testimonios sobre las últimas horas en las que David fue visto.
Lo encontró el 4 de octubre de 2019 y acudió a la comisaría junto con el hermano del joven pintor para entregarlo como prueba. El dibujo, hecho a lápiz era una caricatura de un hombre que la policía relacionó con la foto de un ciudadano suizo que se hospedó en un hotel de Málaga. Las sospechas le señalaban pero no se pudo demostrar nada.
El caso se archivó de forma provisional en julio de 1996, y la ausencia de nuevas líneas de investigación, así como la prescripción de los posibles delitos ha hecho que, judicialmente, éste sea un caso cerrado.
El rastro de David se perdió una tarde en la que se dirigía a una galería donde se exponía un dibujo suyo dedicado al Cristo de la Buena Muerte, una escultura de gran devoción en Málaga y cuyo paso saca en procesión la Legión durante la Semana Santa. Concretamente en los 150 metros que separaban su casa de una parada de un autobús, que nunca llegó a coger.
Juan Antonio O’ Donnell, entonces inspector jefe destinado en la Comisaría del aeropuerto, ha reconocido en multitud de ocasiones la frustración que la falta de pruebas sólidas supuso a los agentes implicados en aquella época. “Para ellos fue desconcertante. Se dejaron la piel, las horas y las noches en sus esfuerzos personales. Aún al hablar de eso tienen un gesto de tristeza. Muchos ya se han jubilado”, explica el funcionario.
Trabajaban a destajo, pero sin los medios que hay ahora. Ahora, con los avances técnicos, la familia vuelve a ver renacer su esperanza de encontrar alguna respuesta a las muchas preguntas que se han hecho durante estas décadas. Y para ello es fundamental el laboratorio de ADN de la Guardia Civil.
Las muestras se aíslan y comienza el proceso de identificación. Esos medios no existían antes así que ahora se abre una nueva esperanza para saber qué pasó con David el niño pintor, esa tarde que fue a coger el bus y nunca volvió.
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