Valladolid ha amanecido este Viernes Santo por tercera vez en medio siglo sin su tradicional pregón a caballo, en este caso por la lluvia, tras impedirlo el coronavirus en el 2020 y el 2021, y no ha podido oírse en sus calles el repique de cornetín y la lectura del soneto que desde 1944 convoca al sermón del mediodía en la Plaza Mayor, trasladado también por la meteorología a la catedral.
El tradicional pregonero, Álvaro Gimeno Vela, y sus hermanos cofrades de las Siete Palabras se han tenido que conformar con la primera de sus habituales paradas, a las puertas del arzobispado, y lo han hecho además a pie.
El palacio arzobispal ha abierto sus puertas para que los vallisoletanos hayan podido seguir la primera lectura del pregón, que momentos antes ha entregado el arzobispo Luis Argüello al pregonero.
La composición del soneto que convoca al sermón de las siete palabras ha correspondido a Pablo Hernanz Sánchez, licenciado en Historia del Arte, quien a través de dos cuartetos y dos tercetos ha evocado la agonía de Jesús antes de morir a la cruz y convocado a "las gentes de fe", "agnósticos" o "ateos" a acudir "sin miedo" al sermón del mediodía.
A última hora de ayer, la cofradía de las Siete Palabras ya comunicó que el sermón se trasladaba al interior de la catedral ante la lluvia intermitente que se espera durante todo el Viernes Santo.
Además de la lectura a pie del pregón en el palacio Arzobispal se harán otras dos ya en la catedral, al mediodía.
Esta tradición procesional se remonta al 7 de abril de 1944, fecha desde la que en cada Viernes Santo o de la Cruz, un grupo de cofrades de las Siete Palabras a caballo convocan a los fieles desde primeras horas de la mañana para asistir al Sermón que se pronuncia en la Plaza Mayor, siguiendo las costumbres de los siglos XVI y XVII. El sermón lo pronunciará Jesús Fernández Lubiano, vicario general de la archidiócesis de Valladolid.
La Semana Santa de Ávila, declarada de Interés Turístico Internacional, ha vivido en la madrugada de este Viernes Santo su Vía Crucis más fugaz, en el interior de la catedral de El Salvador, ya que las adversas condiciones meteorológicas han obligado a renunciar a realizar el recorrido de 2,5 kilómetros en torno a la muralla.
En apenas 45 minutos, las 400 personas que han participado en este acto penitencial han completado las catorce estaciones dentro del principal templo de la Diócesis, cuando lo habitual es que el recorrido exterior se prolongue algo más de dos horas, en un trayecto espectacular, en torno al principal monumento de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
La última vez que se produjo una circunstancia similar fue en el año 2011, cuando las inclemencias meteorológicas hicieron que el Vía Crucis tuviera que desarrollarse, como este año, por el interior de la primera catedral gótica de España.
A las 5.30 de la madrugada, con puntualidad suiza, se ha iniciado una de los actos más emblemáticos de la Semana Santa de Ávila, aunque esta vez bajo cubierto, en un acto presidido por Luis Carlos Hernández, delegado episcopal para las Cofradías y la religiosidad popular.
La meteorología no solo ha condicionado el desarrollo del Vía Crucis Penitencial, sino también buena parte de la Semana de Pasión abulense, que ha visto cómo se han tenido que suspender todas las procesiones del Jueves y el Viernes Santo, mientras que de las tres del Martes Santo, solo se desarrolló la mitad de La Estrella, cuyos tronos se tuvieron que 'refugiar' también en la seo abulense.
En este templo siguen estando ambos pasos, junto a los que tenían que haber procesionado ayer y los que participarán esta tarde, si la meteorología no lo impide, en la procesión del Santo Entierro, organizada por el Real e Ilustre Patronato de Nuestra Señora de las Angustias y Santo Sepulcro.
Una de las tallas que tenía que haber salido el Jueves es una de las más veneradas y simbólicas de la Semana Santa de Ávila, que ha presidido el Vía Crucis desde el trascoro de la Catedral: el Santísimo Cristo de los Ajusticiados, una talla del siglo XVI.
Bajo su mirada, se ha desarrollado este acto penitencial organizado por el Real e Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz, el más antiguo de la Semana de Pasión abulense, con la participación de unas 400 personas, una cifra muy alejada de las cerca de 2.000 que suelen realizar el recorrido en torno a la muralla.
Durante tres cuartos de hora, los fieles han dado la vuelta a la catedral por su interior, partiendo junto a la imagen del Santísimo Cristo de los Ajusticiados y finalizando nuevamente junto a esta talla muy venerada por los abulenses, que en la mañana del Jueves Santo dejó su 'casa' habitual, en la ermita del Humilladero, para trasladarse a la Catedral.
Conocida inicialmente como Cristo de la Buena Muerte, debido a la serenidad de su rostro, esta talla pasó a denominarse posteriormente Santísimo Cristo de los Ajusticiados, teniendo en cuenta su vinculación con los presos, a los que acompañaba en sus últimas horas.
En 1953, el Patronato de la Santa Vera Cruz y el Consejo Diocesano de Jóvenes de Acción Católica, impulsores del Vía Crucis de Penitencia a partir de 1935, solicitaron a las autoridades civiles un acto de perdón, mediante el cual se concedía la libertad a uno de los reos en la antigua cárcel, donde se hacía una parada.
Una vez finalizado el Vía Crucis, muchos de los asistentes han cumplido con la tradición de reponer fuerzas desayunando un chocolate con churros o porras.
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