Conmoción y dolor en Logroño después de que las autoridades hayan confirmado el hallazgo del cuerpo sin vida de Javier Márquez, joven de 20 años que llevaba desaparecido desde el pasado sábado 2 de marzo. Su cadáver, hallado tras una búsqueda sumamente “complicada” y “muy intensa”, como ha señalado la delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arraiz, estaba “muy enredado en las ramas de los árboles” en el río Ebro. Tenía consigo la cartera y el móvil, datos que no pasan inadvertido para la investigación, que permanece bajo secreto de sumario, aunque todas las hipótesis apuntan a un sentido: la Policía Nacional descarta la muerte violenta.
Acompañada por el jefe superior de Policía en La Rioja, Manuel Laguna, y el coronel jefe de la X Zona de la Guardia Civil, Enrique Moure, la delegada del Gobierno ha indicado en una rueda de prensa que la búsqueda del joven se encaró “como algo personal” en la que han puesto todo para encontrarlo. Pese a que se ha tardado 19 días en localizarlo desde su desaparición, Arraiz ha incidido en que “no ha habido problemas de coordinación” entre los cuerpos implicados ni tampoco falta de medios.
En rueda de prensa, ha asegurado que la búsqueda ha sido “muy intensa”, con el caudal del río “en sus máximos”, algo que ha insistido en que ha complicado todo.
En este sentido, ha señalado que desde muy pronto se centraron en el río porque fue donde se le vio por última vez.
En la misma línea, Manuel Laguna, jefe superior de Policía en La Rioja, ha señalado que los agentes han tenido que poner “en serio riesgo su vida”, llegando incluso a volcar una barca durante las operaciones. “Ha sido peligroso para animales y personas”, ha señalado, reiterando también que se centró la búsqueda en el Ebro porque es ahí donde apuntaban las principales hipótesis.
“La bajada de caudal ha sido determinante” para encontrarle, ha dicho, porque el sitio donde estaba era “muy complicado” de acceder.
De hecho, ha apuntado que en distintas ocasiones se habían repasado los puntos y habían estado en el lugar donde ha aparecido: “Los perros ya habían detectado esa misma mañana en la orilla contraria, pero el caudal del río había ocultado el cadáver”, ha contado.
“Estaba enzarzado con ramas de árbol. Es una zona en la que sube mucho el nivel del río, se acumula mucha agua”, ha precisado, indicando que la ropa concordaba con la del joven, que llevaba la cartera y el móvil.
Sobre las hipótesis de lo sucedido, recuerda que hay secreto de sumario, evitando pronunciarse sobre una supuesta caída accidental. El hecho de que llevase sus pertenencias encima, como dejan ver, podría ser significativo, pero se emplaza a esperar a la autopsia, que será la que determine la causa exacta de la muerte y la que descarte con precisión si no hay signos de violencia.
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