María Ángeles, Vanesa y Beatriz vivieron hace 20 años el 11M en primera persona. En 2004 Informativos Telecinco estuvo con ellos en una reunión espontánea para descargar emociones. Todo estuvieron en El Pozo, en Ifema¡ en lo peor del atentado. Entonces, en sus caras se apreciaba la tensión, la tristeza. "Tenemos problemas para dormir, falta de apetito, ansiedad difusa generalizada, sensación de irrealidad. Se sentían culpables por llorar porque la gente había perdido a su familia. Otros reconocían que lloraban y que eso les sanaba. Sabían que tendrían que convivir con ellas dentro de la rabia y la frustración. Aún recuerdan las voces, el vacío, la irrealidad de esas horas, de esos días. Acabaron con las emociones desbordadas.
Un día después del 20 aniversario de los atentados del 11M, Informativos Telecinco vuelto a ver sus caras y aun se les quiebra la voz, como entonces, cuando hablan de esos momentos.
"Frustrados, impotentes y rabiosos". Así decía sentirse uno de los sanitarios del Summa 112 que necesitaron atención psicológica, ante la avalancha de personas, muchas en estado grave que llegaban sin que alcanzaran las manos de médicos, enfermeras y personal sanitario que se enfrentaron al reguero de muertos y heridos que dejaron los terroristas aquel 11M.
La enfermera María Ángeles Almazán estuvo en Atocha y esas imágenes que vio todavía las tiene en la memoria, a pesar de que han pasado 20 años. Entonces se preguntaba en la sesión de ayuda psicológica que "porqué iba a estar mal si la gente ha perdido a su familia". Ahora se emociona al revivir aquel momento en el que trataban de sobrellevar la pesadilla emocional que se les había echado encima.
Vanesa Martín Lillo era enfermera en 2004 y ahora es médico. Estuvo en calle Téllez. "Me sentía que no me creía lo que había vivido". "Me sentía mal al ver tanta destrucción y tanta gente que necesitaba ayuda y no podías hacer más". "Tenemos una esquinita que jamás se quitará de nuestro corazón y de nuestro pensamiento", dice con un hilo de voz.
Beatriz Alba, enfermera, estaba en el centro coordinador Summa 112 "Me sentí muy culpable" por no estar en las vías. "Imaginé a mis compañeros y amigas muertas", asegura con lágrimas en los ojos.
Los profesionales del Summa 112, ellos que tanto ayudaron, también necesitaron ayuda. Atendieron en los cuatro focos de la catástrofe y los tanatorios. 20 años después con un recorrido profesional más largo, más curtidas pero siguen emocionándose, porque como dice una de ellas "el día que no se mueva algo aquí dentro", dice señalándose al corazón, "es mejor irse".
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