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Las diez bombas del 11M provocaron 193 muertos y más de 2.000 heridos. Pasados 20 años, 89 personas siguen sufriendo secuelas tan graves que ni siquiera han podido volver a trabajar. Otros lo han hecho, pero con limitaciones físicas muy importantes. Es el caso de Antonio M. Utrera, que entonces tenía 18 años. ‘Informativos Telecinco’ estuvo con él y su familia en el primer aniversario de los atentados y ahora hemos vuelvo a verle, 20 años después en la exposición fotográfica de la Plaza de la Armería, en Madrid.
El 11 de marzo de 2004, el día de los atentados yihadistas en Madrid, Antonio M. Utrera viajaba en el tren de Téllez. Iba a la universidad, estudiaba primer curso de Historia. La onda expansiva le provocó dos coágulos de sangre en el cerebro y sufrió tres infartos cerebrales. A consecuencia de ello, tiene una hemiplejia en el lado izquierdo del cuerpo que le afecta a la movilidad y la sordera en uno de sus oídos.
En el hospital, su madre contaba: “Estaba en coma y yo me agarre a la película de Pedro Almodóvar la de ‘Hable con ella’ y me ponía a hablar con él y le decía que luchara por la vida y, bueno, me emociono porque me acuerdo”. “No puedes salir a la calle solo, no puedes quedar con tus amigos, que yo no voy a cumplir 20 años, voy a cumplir 80”, expresaba Antonio entonces. Y sus secuelas han sido permanentes.
La crudeza de su testimonio le hizo famoso en el juicio del 11M. “Me puse a gritar que había sido un atentado. Veía a gente deambulando. Era como un baile de sonámbulos”, dijo.
También el valor de su condena a los terroristas para quienes pidió “la máxima pena”. “Les miré a la cara. Todos ellos bajaron la mirada. Ellos en ese momento se sintieron culpables al mirarme. De alguna manera, en ese momento, yo había vencido sobre ellos”, recuerda ahora.
Antonio M. Utrera pidió responsabilidades al Gobierno de José María Aznar. “Por fin se está diciendo mentira a lo que fue una gran mentira. O sea que fue ETA, esa fue la gran mentira”, reivindica, en declaraciones para ‘Informativos Telecinco’.
El 11M ha marcado toda su vida: “En los primeros momentos, el atentado lo ocupó todo. Todas las esferas de mi vida eran solo el 11-M. Pasados 20 años, no te voy a decir que duela menos, duele distinto. Es un dolor que te permite vivir”.
Hoy, este superviviente del 11M combate el terror con sus poesías que ha publicado en el libro ‘Los días jueves’.
"Fuimos tan distintos y tan iguales
pobres y ricos a nuestra manera
llegamos de una patria sin bandera
a festejar los días iniciales.
Eran tan raras las cosas normales
tan amplia esta vida perecedera.
La muerte nos robó la primavera
tan niños y sin embargo mortales.
Nadie advirtió que ser joven sería perder la paz
perder también la euforia
ver llegar de pronto cien mil inviernos.
La muerte suspendió nuestra alegría
pero yo velaré por la memoria
del día que creímos ser eternos."
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