Isandra estuvo comiendo con Miguel Ángel, uno de los dos guardias civiles asesinados en Barbate, dos días antes del crimen. Su marido y él eran compañeros de servicio. Cuando esa noche los llamaron para contarles que un grupo de narcos los había arrollado para matarlos no podían dejar de lamentarse. "Cuando oí a mi marido llorar, tuve claro que había que hacer algo", recuerda. Varias mujeres de los integrantes del GEAS de la zona de Cádiz comenzaron a mandar mensajes y de repente, recibieron un aluvión de solidaridad de esposas, hijas, madres, amigos y simpatizantes de la Guardia Civil de toda España. Con ese impulso han creado una Plataforma que se va a convertir en los próximos días en Asociación. Ya tienen nombre: Nuestro Corazón por Bandera. 13.000 seguidores en Instagram, 4.700 en Facebook, 3.300 en X y 5.500 en WhatsApp. Otras 6.000 personas han firmado ya su manifiesto reivindicativo. Todo un logro en tan solo un mes.
Son un movimiento sin ánimo de lucro. Su único fin es reclamar los medios y el personal que necesitan sus maridos para desempeñar con seguridad su profesión, para que asesinatos como los de Barbate no vuelvan a ocurrir.
Hablamos con dos de los grupos que se han creado. En Cádiz y en Madrid, pero hay en toda España. Las mujeres en Cádiz reclaman que de forma inmediata sea designada como Zona de Especial Protección y se les dote de medios y operativos, que antes existían y les han retirado.
Pero tienen problemas en toda España. Laura y su grupo de Madrid llevan más de 20 años viviendo la escasez de recursos con la que cada día trabajan sus parejas. Viven con miedo. "Mi marido ha salido a patrullar a pie porque no tenían gasolina, en un pueblo de 25 mil habitantes", cuenta Laura, que una noche temió por su integridad física al ver trepar por las paredes a medio centenar de personal que querían asaltar la casa cuartel. Otra enseguida responde: "o van en soches sin frenos". "Si tienen una lancha, tú no me lleves un flotador... Al menos igualdad de condiciones", "que tengan chaleco antibalas y una táser"... La lista de peticiones no acaba cuando se parte de tanta precariedad.
Aclaran que ellas no tienen reivindicaciones salariales ni interés económico o político. "Lo único que queremos es que nuestros maridos vuelvan cada noche a casa" y dejar de vivir con angustia. "Oigo sirenas y me asusto tanto que le llamo, si no lo coge uy...", "o empiezas a pensar ¿y si le pasa algo y no me he despedido o me he enfadado?...
Todos hemos pensado alguna vez esto, pero ellas lo viven cada día. "Yo por mi marido voy donde sea", nos dicen. Su próxima convocatoria será sumarse a la manifestación del próximo 16 de marzo en Madrid.
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