Este miércoles conocemos la situación de María, de nombre ficticio, una mujer cuya hija murió hace ya 17 años asesinada por su pareja delante de sus tres hijos. Ella se hizo cargo de sus nietos. El asesino cumplió condena y ahora, ya en libertad, tiene que cruzarse con él.
María lloró sin consuelo el asesinato machista de su hija y se convirtió en abuela coraje para sus tres nietos: el mayor, tres años, la menor, seis meses. El hombre que dejó huérfanos a sus propios hijos en 2007, vive en la misma localidad, cumplidos 15 años de condena: "Si voy al supermercado me lo encuentro. El otro día, mi nieta tenía un cumpleaños en una hamburguesería y nos tuvimos que ir".
La mujer no calla el desasosiego: "No ha hecho nada, pero ¿y si lo hace?". La orden de alejamiento solo se mantiene para la menor de sus nietos por tener menos de 18: "¿Y si se encuentra con los otros? Les ha costado mucho superar lo de su madre".
Una situación que ella y el resto de familias que apoya el Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla Prieto quieren cambiar, con apoyo de la Fiscalía: "Pidiendo que las prohibiciones de aproximación cautelares, pero también en condena, se extiendan a los tutores y guardadores de esos niños y niñas", explica Teresa Peramato, fiscal de sala y delegada de violencia sobre la mujer.
Extender la protección no alcanza a quien ha cumplido condena: "Salvo que incurra en otra actividad delictiva, no podemos hacer nada", sentencia Peramato. María no tira la toalla: "Esa es la lucha. Para mí y para todas las que vienen detrás. Yo pongo voz por todas".
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