El hombre, de origen paquistaní, de 42 años detenido el pasado 22 de enero y encarcelado por la muerte de los tres hermanos de Morata de Tajuña, en Madrid, ha matado presuntamente esta noche a su compañero de celda en la prisión madrileña de Estremera, han informado a EFE fuentes de la investigación.
Los hechos han ocurrido entre las 02:00 horas y las 04:00 horas de este jueves, en esa celda compartida. Ahora, la Policía Judicial de la Guardia Civil investiga la muerte del otro preso. Dilawar Hussein F.C. ingresó el pasado 24 de enero en el módulo 12 de la cárcel de Estremera, considerado de presos conflictivos. Nada más conocerse la muerte de su compañero, Dilawar ha sido trasladado a aislamiento.
El hombre acusado de la muerte de los tres hermanos de Morata de Tajuña ha matado presuntamente su compañero de celda propinándole varios golpes, han señalado a EFE fuentes próximas a la investigación. Los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil, que han asumido la investigación del crimen, se encuentran realizando las primeras pesquisas en el centro penitenciario. Tras el suceso los funcionarios de la prisión han avisado al juez de guardia, al médico forense y a los investigadores del instituto armado, han informado desde Instituciones Penitenciarias.
Dilawar Hussein F.C., de origen paquistaní y 42 años, ingresó el pasado 24 de enero en el módulo 12 de la cárcel de Estremera, considerado de presos conflictivos. Compartía celda con un recluso de origen búlgaro, A.A.V., de 39 años. Las mismas fuentes señalan que no tienen constancia de que el supuesto homicida tuviera ninguna enfermedad mental, ya que no tenía ningún protocolo específico.
Fue arrestado el 22 de enero tras entregarse en dependencias de la Guardia Civil y confesar que había matado a los tres hermanos de la localidad madrileña de Morata de Tajuña.
Los cuerpos se habían hallado días antes de su confesión aunque, según relató en sede judicial, los había matado el 17 de diciembre con una barra de hierro, es decir, un mes y un día antes de que sus cuerpos fueran encontrados con quemaduras y en proceso de descomposición.
La abogada de Dilawar Hussein F.C. consideró "desproporcionada e innecesaria" la medida de prisión provisional, ya que a su juicio no existía riesgo de fuga puesto que lleva 25 años viviendo en España, y que su intención era la de trabajar para mandar dinero a su familia, que reside en Pakistán".
En el auto, el magistrado esgrimió que existían indicios de que los hechos podrían ser constitutivos de tres delitos de homicidio. Según la resolución, estaría acreditado que "el investigado habría acudido al domicilio situado en la Travesía del Calvario, número 3, de Morata de Tajuña, el 17 de diciembre de 2023".
"Una vez allí, y empleando un objeto contundente, habría atacado, con ánimo de acabar con su vida, a tres personas, que resultaron fallecidas. Con posterioridad, habría intentado prender fuego a estas personas, con ánimo de dificultar la investigación", agregaba.
El juez sustentaba su decisión en el riesgo de fuga y de alteración o destrucción de pruebas, ya que "el investigado ha dejado algunas lagunas en su declaración" como el haber usado un mechero para quemar a las víctimas.
En cuanto al arma homicida, según el juez, solo ha ofrecido "explicaciones algo vagas sobre el lugar donde arrojó la barra que dice que empleó". Además, sospecha el instructor la existencia de un tercer sujeto, que habría participado con él en la comisión del ilícito penal, y a quien podría poner sobre aviso de no acordarse la medida que se solicita.
Los agentes pertenecientes al Grupo de Homicidios de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid investigan si alguien ayudó a trasladar al autor confeso del triple crimen de Morata a ese municipio el día que supuestamente perpetró los asesinatos. Pese a lo publicado hasta ahora, el detenido ha colaborado "en todo momento" con los agentes, han señalado a Europa Pres fuentes policiales.
Los guardias civiles han preguntado en Arganda del Rey a varias personas para averiguar si algún compatriota o compañero del piso le trasladó en coche de esa localidad a la vecina Morata, pero que no habría participado en su autoría. Incluso están comprobando por antenas de telefonía los posicionamientos de determinados móviles en el lugar del crimen.
El arrestado vivía en Arganda del Rey con otros muchos compatriotas en una casa de la avenida del Ejército número 41. Según reconoció a los agentes, sus víctimas "le habían arruinado" y no tenía "ni para comer", por lo que no contaba con vehículo para moverse. La Guardia Civil también quiere saber de dónde sacó la garrafa de gasolina con la que supuestamente roció los cadáveres.
En el marco de la 'Operación Calvario', la Guardia Civil registró hace unos días durante dos horas la casa de Arganda en la que vivía el asesino confeso para recabar pruebas y encontrar arma supuestamente utilizada en los crímenes, que no hallaron. No se descarta que pueda haber un nuevo registro ni tampoco una reconstrucción de los hechos, si así lo indica el juez.
Debido al estado de los cadáveres, las autopsias, que comenzaron el viernes, aún no han concluido, y continúan hoy en el Instituto de Medicina Legal de Valdebebas. El estado de los cuerpos indica que fueron víctimas de un calvario --de ahí el nombre de la operación y el hecho de que vivían en la Travesía del Calvario--, ya que presentaban golpes, apuñalamientos y quemaduras.
En el registro del jueves pasado de la escena del crimen en Morata los agentes hallaron una pistola de fogueo que habrían comprado los hermanos para defenderse de sus amenazas. Además, ni las cerraduras ni las ventanas de la vivienda de Morata en la que se hallaron los cadáveres estaba forzada, por lo que los investigadores sospechaban desde el principio que abrieron la puerta a algún conocido o éste tenía las llaves.
El arrestado vivió hace más de un año varios meses con las víctimas, que le habían alquilado o dejado una habitación en la casa. Al principio, tenían buena convivencia e incluso acompañaba a los mayores a realizar gestiones y a la compra. Le habían conocido precisamente en el locutorio que regentaba en la calle Juan de la Cierva, donde las hermanas enviaban dinero a sus supuestos 'novios' estadounidenses.
Según algunos vecinos, convencieron a Dilawar Hussain, que llegó a prestarles unos 30.000 euros a los hermanos a cambio de devolverles pasados los meses el doble de esa cantidad, de ahí la reclamación de los 60.000 euros. Como no fue así, y tras enterarse de que todo se trataba de una estafa amorosa, el ciudadano paquistaní, en principio muy afable, comenzó a amenazarles, llegando a abofetear en enero de 2023 a Amelia y arranca un pendiente a su hermana, quienes no le denunciaron.
Luego, el 23 de febrero volvió a agredir a Amelia, esta vez con un martillo en la cabeza y, cuando cayó suelo la pateó, lo que le provocó importantes lesiones. Avisaron a la Policía, pero las hermanas no quisieron denunciarles, según fuentes municipales. Pero los agentes actuaron de oficio y Dilawar Hussain fue detenido y tras un juicio rápido, fue condenado a prisión, de la que salió el mes de septiembre.
A pesar de la condena, la indemnización y una orden de alejamiento de 500 metros sobre los hermanos, Dilawar Hussain intentó contactar por teléfono y mensajes con las hermanas, que no le contestaban a sus demandas de devolución de dinero o le daban largas. De hecho, llegó a denunciarlas por estafa el pasado otoño.
Los investigadores creen que hace unas semanas el paquistaní no aguantó más, ya que "no tenía dinero ni para pagar el alquiler de su piso" de Arganda, y acudió al domicilio de las hermanas en Morata para volverles a exigir el dinero y fue entonces cuando les agredió mortalmente. Luego, apiló los cadáveres en el salón, les roció gasolina e intentó quemarlos sin éxito utilizando papeles y cartones.
Desde el entorno de los fallecidos han contado a los agentes que desde hace siete años las hermanas habían contactado con dos supuestos militares, con los que entablaron una relación pseudoamorosa a distancia.
Pasado un tiempo, uno de los presuntos militares les informó que el otro había fallecido y que necesitaba una importante cantidad de dinero para poder cobrar una herencia de siete millones de euros, pero a cambio les tendrían que enviar unos 400.000 euros "para los trámites administrativos".
Desde entonces, una de las fallecidas comenzó a mandar dinero a la cuenta de su 'novio' estadounidense Edward, quien no cesaba en pedirle cada vez con más frecuencia le exigía que le enviara más cantidades con diversas excusas. Las hermanas enviaron propiedades y comenzaron a pedir dinero primero a familiares y conocidos y luego a otros prestamistas como Dilawar.
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