Cada vez más personas reproducen vídeos, películas o series a velocidades más altas de los habitual. Esta tendencia es conocida como 'speedwatching' y es cada vez más común entre los jóvenes. Está práctica permite ahorrarnos tiempo pero, lo que muchos no saben, es que puede llegar a tener consecuencias negativas para nuestro cerebro.
YouTube introdujo la posibilidad de acelerar la velocidad de reproducción de un vídeo en 2010. Desde entonces, aplicaciones de mensajería como WhatsApp o Telegram, redes sociales como TikTok, los podcast y las plataformas de vídeo como Netflix o Amazon Prime Video han copiado el modelo.
Muchos jóvenes se defienden explicando que emplean esta práctica para poder ahorrar tiempo y así ser capaces de consumir más contenido. El psicólogo sanitario, David Rubiño, alerta de los peligros, y es que: "El visionado rápido puede volvernos más impacientes y hacer menguar nuestros niveles de concentración y atención".
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