Si hay algo que hasta ahora nunca ha faltado en los carnavales canarios es la purpurina, que se utiliza tanto en la ropa como en trajes de los participantes de los desfiles. La prohibición del uso de este producto por parte de la UE ha obligado a buscar alternativas más sostenibles que no quiten el brillo a los carnavales más tradicionales de nuestro país.
Con la fiesta a la vuelta de la esquina Canarias busca alternativas a lo que allí se conoce como escarcha. Actualmente se está haciendo escarcha con azúcar mezclado con colorante, incluso se ha llegado a hacer con algas, pero el resultado no es igual de brillante.
Por ello, se han puesto a la búsqueda de nuevos materiales como el espejo acrílico, que es un plástico no biodegradable pero sí es un material que se pueda reciclar, al igual que el acetato del que salen las lentejuelas.
La normativa europea lo que prohíbe son las partículas inferiores a 5 milímetros, aquellas resistentes a la degradación, que se cuelan por el desagüe, llegan a nuestros mares y de ahí a nuestros platos.
Por ahora, el glitter convencional convive con el ecológico. Así lo harán hasta 2035, a partir de ahí habrá que ir eliminando el posible stock que les quede a las empresas.
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