Es la imagen de una vida truncada. Raquel era una brillante abogada que iniciaba sus pasos en el partido Alternativa por el Bierzo. Ahora, su imagen a las puertas de la Audiencia de León, donde se sienta en el banquillo el exconcejal en el Ayuntamiento de Ponferrada, Pedro Muñoz, es muy distinta. Vivirá eternamente en una silla de ruedas, parapléjica y con graves daños neurológicos tras salvar su vida cuando nadie lo creía. Su marido permaneció durante dos años en situación de prisión provisional por violencia de género tras arrojarla, presuntamente, desde el balcón de su casa.

La fiscalía pide 18 años y nueve meses de cárcel para Muñoz, por los delitos de violencia habitual, maltrato en el ámbito familiar, injurias, amenazas y, el más grave, lesiones agravadas. Él sigue manteniendo que su mujer se cayó del tejado al ir a coger al gato. La acusación pública no le imputa por delito de intento de homicidio porque el político llamó al Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León para pedir asistencia sanitaria.

Junto a la pena privativa de libertad, Fiscalía pide la prohibición del encausado de acercarse a la víctima o comunicarse con ella por cualquier vía durante 42 años y medio, prohibición de tener armas durante 16 años, una indemnización para su ya exesposa que supera el millón de euros, las costas del proceso judicial y 74.000 euros para el Sacyl y otros 48.000 para el Hospital de parapléjicos de Toledo por la asistencia sanitaria prestada a la víctima.

Raquel y su marido ejercían la política en el partido Alternativa por el Bierzo. Pero, según han testificado los hermanos y amigos de la mujer, ya en esta época ella le tenía miedo porque la maltrataba. Lo sospechaban incluso en Toreno, el pueblo al que se trasladaron durante el confinamiento 

En su finca aislada, tras una de tantas discusiones, él presuntamente la tiró por el balcón. Durante cinco días todo pasó por un accidente, pero los médicos dieron la alarma. Las 14 lesiones que Raquel tenía por todo el cuerpo parecían deberse más a una paliza. Pedro Muñoz tuvo mucho apoyo en Toreno, el pueblo del que había sido alcalde. Pero ella despertó del coma y recordó . "Tras cuatro quirófanos, la UCI y tres hospitales, Raquel declaró en el Juzgado -parapléjica y con graves daños neurológicos- que aquel día discutieron, la agarró por el cuello con una mano, “como siempre”, la arrojó desde la terraza contra el pozo, la apaleó y la arrastró de nuevo dentro", según Newtral.

Miércoles, 27 de mayo de 2020. Pasan las 23 horas. “Se ha caído mi mujer, no me responde (…) Estoy en casa, una finca que está en Toreno”, “no sé qué ha pasado, estaba oscuro, la he encontrado”, “yo he sido muchos años el alcalde”. Cuando llegan las ambulancias medicalizadas, hallan a una mujer ensangrentada, en coma. Él insiste en que fue “un accidente” y, aunque es enfermero de Psiquiatría, no explica por qué la movió y la llevó dentro de la vivienda. Dice que estaba viendo la televisión y la mujer se ha caído tras ir a buscar el gato. Y que la movió para ver mejor.

Raquel, tras salvar su vida cuando nadie lo pensaba, resumió sus sensaciones. “Todos querían que me muriese, me han querido dar por muerta. Pero el plan no les ha salido bien y ahora muchos están cagados, que se jodan, voy a vivir”. En 2019, Raquel firmó un acta notarial en la que aseguraba “no haber sufrido nunca” episodios de violencia física o psíquica. Dice que lo hizo por miedo. Ahora en el juicio, no lo tendrá.

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, preside de hecho este miércoles el comité de crisis que analizará los cinco feminicidios perpetrados en noviembre en España: será el sexto comité de 2023 por concentración en un mismo mes de cinco o más asesinatos machistas. Los ministerios de Igualdad, Interior y Justicia abordarán las circunstancias de estos crímenes junto a la Fiscalía, el Consejo General del Poder Judicial y las comunidades autónomas afectadas: Madrid y la Comunitat Valenciana. Será el primer comité de crisis presidido por Redondo.

Cuatro mujeres y una niña fueron asesinadas en noviembre por violencia de género; cuatro de ellas eran extranjeras y tres de las víctimas mortales habían denunciado a los feminicidas. Cuatro crímenes tuvieron lugar en la Comunidad de Madrid y el quinto en la Comunitat Valenciana. Carolina tenía 39 años cuando fue acuchillada en plena calle en Getafe (Madrid) presuntamente por su expareja, sobre quien pesaba denuncia por violencia de género, el pasado 4 de noviembre.

Veintiún días más tarde, el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), Leticia (37 años) fue estrangulada en su casa por su marido, según él mismo confesó, en presencia de sus dos hijos menores. Dos días después, esta enfermera del Hospital Gregorio Marañón falleció a consecuencia de la agresión.

El 26 de noviembre, también en Madrid, Tatiana Beatriz (25 años) y su hija Abril (5 años) eran asesinadas presuntamente por la expareja de la mujer y padre de la niña. La mujer había denunciado al presunto feminicida en 2020.

Por último, el 30 de noviembre, Fátima (34 años) fue degollada por su exmarido, como confesó el feminicida -que tenía antecedentes por violencia de género- tras cometer el crimen. La hija mayor de ambos, de 13 años, está hospitalizada desde esa misma noche tras precipitarse desde un segundo piso. Se investigan los motivos de esta caída.

En lo que va de año, 55 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en España y dos niñas han sido víctimas mortales de crímenes vicarios. Como consecuencia de estos feminicidios, 56 niños y niñas han quedado huérfanos.

El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 53 idiomas diferentes, al igual que el correo 016-online@igualdad.gob.es; también se presta atención mediante WhatsApp a través del número 600000016, y los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10.

En una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062) y en caso de no poder llamar se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización

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