Este sábado, 2 de diciembre, se cumplen 10 años de la desaparición de Malén Zoe Ortiz Rodríguez en la isla de Mallorca. La joven, que tenía 15 años en el momento de su desaparición, acudió aquel lunes al instituto y a la salida se percató de que no tenía las llaves de casa, por lo que decidió ir a comer a casa de su novio en Son Ferrer. Sin embargo, cuando estaba de camino, su rastro se perdió repentinamente.

Coincidiendo con el décimo aniversario de su desaparición, el multicines CineCiudat de Palma proyecta hoy un reportaje sobre el caso, al que seguirá un coloquio. En el acto, que arranca a las 11:45 horas, participa la asociación SOS Desaparecidos a través de sus coordinadores en el archipiélago, Pilar y Xisco, quienes apoyan a la familia de la joven desde hace mucho tiempo. La entrada al evento es libre hasta completar el aforo. La información para el acceso se detalla en la web oficial.

La información sobre el acto que facilitó SOS Desaparecidos:

Malén Ortiz, como era conocida la joven, desapareció la tarde del 2 de diciembre de 2013. La menor fue a clase y, tras salir del instituto, regresó a su casa, en Calviá. Pero sus padres no estaban y no tenía llaves, por lo que le dijo a la conserje que les comunicara que iba a comer a casa de su novio, que estaba en Son Ferrer. Entonces, se subió a un autobús y se apeó en la rotonda de Pirates, en Magaluf.

La joven, que iba con su monopatín encima, emprendió su marcha hasta la vivienda de su pareja (a unos 40 minutos a pie y 12 en bicicleta), pero su pista se perdió en mitad del trayecto. Al menos tres cámaras de vigilancia tendrían que haber grabado a la adolescente a su paso, pero en una de ellas ya no aparecía.

La adolescente de 15 años desapareció justo tras pasar por delante del vivero de Sa Porrassa. Su rastro se esfumó en apenas minutos. La principal hipótesis es que fue secuestrada y asesinada, pero nunca se encontró el cuerpo, ni hubo condenados, ni juicio.

Los agentes señalaron a un anciano como el principal sospechoso de la desaparición de Malén. Antes de morir, confesó desde el hospital que sabía dónde estaba la joven: dijo que estaba en una finca cerca de donde vivía, pero se declaró inocente de su secuestro y su muerte. Aseguró no haber tenido nada que ver. La Guardia Civil realizó excavaciones en este área indicada el pasado mes de marzo, pero los resultados fueron negativos.

Este anciano, que vivió en Estados Unidos y regresó al encontrarse en la ruina, despertó las sospechas de los vecinos porque en otras ocasiones había molestado a otras adolescentes de la zona. En su ordenador, tras un registro policial, encontraron contenido pornográfico con presuntas menores. Además, fue expulsado de un bar en una ocasión después de que el propietario del local supiera que había estado hablando con su hija de ocho años, a la que le regaló un collar y le pidió no decir nada a sus progenitores.

A pesar de las dudas sobre este hombre, los investigadores han trabajado con una lista de hasta 13 sospechosos, entre los que se incluyeron un hombre sin hogar de nacionalidad alemana y dos allegados de la familia. Efectivos del Instituto Armado analizaron 300 matrículas y coches del tramo de Son Ferrer, pero los resultados no fueron fructíferos. Por ahora se desconoce si se sigue manejando una pista contundente que pueda revelar la responsabilidad del autor (o autores).

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.