Solo un psicópata podría encerrar a su propia madre, durante 40 meses, en una habitación. Parece la conclusión más lógica, sin embargo, no es la científica. Sucedió en Valladolid. Cuando los agentes accedieron al domicilio, la mujer les explicó que su propio hijo la había tenido encerrada durante años. No la dejaba ni salir al baño. La anciana de 94 años fue hallada en condiciones de insalubridad.
Por otro lado, llegar a descuartizar un cuerpo parece obra de un loco, un demonio. Pero, según la mayoría de expertos, Daniel Sancho es una persona sana y está en sus plenas facultades mentales.
Tampoco habría sido un psicópata el padre que decidió lanzarse al vacío, junto a su hijo de 7 años, desde el Balcón de Pilatos, en Navarra. Los investigadores encontraron el coche abierto, las llaves aún puestas, y los abrigos en su interior. Habría sido un acto premeditado, y es investigado como violencia vicaria.
Existen sucesos que resultan tan atroces, que la inercia nos lleva a deshumanizar a los agresores. Se siente la necesidad de invocar a la locura o al mal para justificar determinadas actuaciones. Pero la mayor parte de las veces, delincuentes y criminales son personas normales, sin enfermedades mentales.
Ni hay que estar loco para matar, ni ser un psicópata para descuartizar. De hecho, la estadística dice que la mayoría de los criminales no son psicópatas: en las cárceles españolas, solo un 4,2% de los presos presenta una enfermedad mental grave. Sin embargo, individuos que llevan a cabo este tipo de conductas, sí podrían tener alguna alteración, para ellos incluso inadvertida, para la sociedad hasta imperceptible.
En la comunidad penitenciaria prevalecen los trastornos de la personalidad y abunda el consumo de sustancias. En especial, predominan la ansiedad y la depresión: más del 40% de los presos recoge este tipo de antecedente psiquiátrico.
Es importante diferenciar entre psicopatía y trastorno antisocial. No son constructos equivalentes, aunque alberguen similitudes. Los que tienen “trastorno antisocial de la personalidad (TAP)” son individuos egoístas, poco empáticos, impulsivos y agresivos. Sus pulsiones los llevan a violar derechos ajenos y a saltarse normas sociales. Pero no son psicópatas, por mucha crueldad que ejerzan.
Según fuentes de Interior, entre el 50 y el 75% de los internos varones cumplen los criterios diagnósticos del TAP, mientas que los psicópatas rondan solo el 15%.
La comunidad científica sigue sin delimitar claramente la etiología de la psicopatía, pero conocemos sus características. En el vídeo que acompaña este artículo te las explico en detalle.
En función del grado, los psicópatas pueden llegar a albergar tal agresividad, una irrefrenable pasión, que terminan desarrollando obsesiones y compulsiones, hasta efectuar actos de tortura extrema. Parece inconcebible, pero los psicópatas no son unos locos. Están en su sano juicio, aunque radique en las antípodas de lo que consideramos cuerdo.
Se estima que solo el 1% de la población mundial entra en la calificación de “psicópata puro”. Sin embargo, al igual que con los trastornos, se pueden tener rasgos. También hay psicópatas integrados, es decir, que viven en sociedad y disimulan, en mayor o menor medida, las evidencias de su condición, por lo que seguro te has cruzado alguno. Dale al Play y te cuento a qué tienes que prestar atención para identificarlos.