La industria del porno mueve entre 3 o 4 veces más que Hollywood o cualquier plataforma. Con tan solo un click, niños de 8 años ya pueden ver los vídeos desde cualquier dispositivo. En la actual pornografía, el 89 por ciento de los vídeos muestran una sexualidad distorsionada y esto genera en el cerebro una cantidad de dopamina que "a lo largo del tiempo con el aumento de ese consumo, los estímulos de fuera van produciendo en el cerebro una reacción mayor, es lo que hace que haya niños de 13-14 años que van al pediatra con problemas de impotencia”, según Mario Martínez Correas, de la Fundación Cibertutor.org.
Ante la escasa información que ofrecen las instituciones, este informático madrileño creó su fundación para dar charlas informativas a las familias y hablar sobre los filtros de red familiar dentro de casa y fuera activar el control parental. Las soluciones existen. Solo es cuestión de estar más informado para que hagan un buen uso de la tecnología.