En España hay unos 8.000 montes de socios, terrenos cuya propiedad está dividida en centenares de porcentajes que, en su mayoría, están abandonados y en riesgo de ser pasto de las llamas. Recuperarlos no es sólo una posibilidad, es ya una realidad.
Lo hemos comprobado en Soria, donde empezó este movimiento, que se ha extendido ya por toda España. Se han localizado 30.000 condueños y creado 100 juntas gestoras, que trabajan ya en la recuperación de estos territorios.
En cada monte de socios su junta gestora decide qué es lo mejor para la zona, porque el común permite aprovechar los recursos del monte, leña, ganadería extensiva, aerogeneradores, cultivos agroecológicos, y un largo etcétera, para reinvertirlo en la zona y lograr un cambio de tendencia.
Esta reconexión entre lo rural y lo urbano es una garantía para la supervivencia de los pueblos, rota tras la gran emigración de los años 60 que dejó los pueblos vacíos y los montes abandonados. Montes comunales, tierras que fueron recompradas por las personas de los pueblos que ya las trabajaban, porque les obligó el Estado: fue la desamortización de Madoz, en la mitad del siglo XIX.
Y son sus herederos, los actuales condueños, que están esparcidos por todo el territorio y muchos de ellos en las grandes ciudades, los que pueden recuperarlos.
Es un nuevo concepto de convivencia entre lo rural y lo urbano, gente de ciudad que puede reconectar con sus orígenes, aunque continúen su vida en la urbe, mientras los que sí deciden estar en el pueblo impulsan proyectos que dinamizan el mundo rural.
Todo un potencial que ya han puesto en marcha en Ledrado o en el Royo, de la mano de Pedro, Raúl, Dionisio, José Antonio y una larga lista que está por llegar.