En 2015, cuando tenía 21 años, Sergio recibió una brutal paliza a las puertas de una discoteca. Como consecuencia de la agresión, pasó mucho tiempo en coma. Desde entonces, este catalán y su madre, Eva, no han dejado de luchar ni un solo día para avanzar en la recuperación.
Un costoso proceso en el cual, gracias al ejercicio físico y a una logopeda, ha ido ganando autonomía y puede comunicarse. Sin embargo, su familia ya no tiene recursos para continuar y lamenta no haber recibido la indemnización de más de un millón de euros a la que fueron condenados dos de los agresores.
Tras el juicio, ambos jóvenes, que ya han cumplido la pena de cinco años, se declararon insolventes. Ahora, Sergio y Eva se sienten abandonados. Mientras reclaman poder costear las terapias, dejan claro que van a seguir peleando juntos.