Un estudio muestra cómo la exposición al discurso de odio incrementa los comentarios censurables

  • Un experimento demuestra cómo la exposición al discurso del odio debilita las normas sociales y genera más comentarios xenófobos

  • La investigación de la española Amalia Álvarez-Benjumea ha sido premiada por la Sociedad Europea de Sociología

  • "No es que se convenza a la mayoría sino que las personas con prejuicios se sienten más libres revelar su opinión en este contexto", explica esta socióloga

Es bastante probable que los tres jóvenes que increparon a Vinicius Jr. durante un partido de fúbol, se sintieran en un ambiente cómodo para proferir insultos racistas al jugador del Real Madrid. La expresión de los prejuicios depende del contexto, según la sociología. Era un hecho que se observaba, pero no estaba demostrado científicamente. Un experimento diseñado por la investigadora Amalia Álvarez-Benjumea (Sevilla, 1985) lo ha conseguido. Su estudio 'Descubrir opiniones ocultas: normas sociales y expresión de actitudes xenófobas' acaba de ser elegido como el mejor paper del año por la Academia Europea de Sociología.

Las normas sociales son lo que entendemos la mayoría por qué es comportarse bien en una situación concreta. Desde decir gracias, comer con cubiertos o no meterse con alguien por el color de su piel u origen. Hay grados de tolerancia, pero ser racista se considera antisocial por una gran mayoría de la sociedad. Sin embargo, esas normas sociales no son estáticas y se pueden erosionar. El experimento de Álvarez-Benjumea ha demostrado cómo esas normas se debilitan cuando la gente observa comentarios de odio de otras personas.

"Los que más reaccionan a la exposición de contenido racista son personas que ya tenían esas preferencias. ¿Es lo esperable? Sí, lo que pasa es que en las ciencias sociales es importante confirmarlo porque de lo contrario se asume algo como cierto y no lo sabemos si es verdad", explica esta doctora en sociología por la Universidad de Colonia (Alemania). "Lo principal de este experimento era ver si las normas sociales se pueden debilitar simplemente exponiendo a las personas a comportamientos antisociales".

El estudio se realizó en Alemania con 2.300 participantes de un foro online en el que se debatían cuestiones relacionados con refugiados e inmigración. Las personas se dividieron aleatoriamente en dos grupos. Uno funcionó de manera normal y en el otro se mostraron comentarios xenófobos que habían dejado previamente otros usuarios. Los resultados principales fueron:

  1. La frecuencia de comentarios censurables es mayor en el grupo expuesto. Dos comentarios son suficientes para que el participante se atreva a exponer abiertamente su xenofobia.
  2. Son las personas con prejuicios los que reaccionan ante la exposición de comentarios anti-refugiados o anti-inmigración.

"Este último hallazgo, aunque parezca obvio, es relevante. Nos muestra cómo se produce el debilitamiento de las normas sociales. No sucede porque se convenza a todo el mundo de que un nuevo equilibrio sea mejor, sino porque los que son racistas se sienten más libres para expresarlo", explica esta investigadora, ahora en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC.

A la sociología se le resistía conocer mejor este proceso. "Es muy difícil saber lo que piensa la gente de forma interna, pero las redes sociales, como queda todo por escrito, es más fácil analizarlo". ¿Cómo se conocían los prejuicios a priori en este experimento? Se les preguntó a los participantes si donarían dinero a una conocida organización anti-inmigración o pro-inmigración.

Aumento del discurso del odio

En los últimos años el aumento de discursos basados en el odio, el racismo y otro tipo de discriminación se ha convertido en un asunto de preocupación en las sociedades. Las redes sociales se lo han puesto fácil a estas alocuciones: otros estudios han demostrado que el contenido de odio se disemina más rápidamente en los debates online.

Según los estudios, la gente que pasa más tiempo en redes sociales como Reddit y Tumblr comparte más contenido de odio online, especialmente si pasa tiempo en comunidades donde prevalece el discurso de odio. Es más, estos usuarios tienden a radicalizase, probablemente por esa sobreexposición. Al final se siente menos estigmatizados. Los comentarios xenófobos son precursores de los crímenes de odio, apunta la sociología.

"Las redes sociales tienen la responsabilidad de revisar ciertos comentarios --no me meto en si hay que censurar o no-- y, sobre todo, no usar algoritmos que le den a comentarios racistas o machistas más popularidad de la que realmente tienen porque la gente puede pensar que hay más racismo y prejuicios de los que verdaderamente existen", sostiene Álvarez-Benjumea.

Ahora la investigadora trabaja en una modificación del experimento. ¿Qué pasaría si, al igual que se expone a la gente a comentarios racistas, también se les muestra reproches por ese comportamiento antisocial? ¿Se conseguiría detener la erosión de la norma social? ¿Los que tienen prejuicios se abstendrían de revelar su opinión?

"Todavía no tenemos los datos finales, pero lo que estamos viendo es que al añadir este elemento los comentarios son más agresivos. Hay más hostilidad en el debate y no está costando mucho discriminar entre prejuicio y hostilidad".

Lo que ha demostrado aplicaría a muchas más normas sociales, como el machismo. En este caso, la sociedad ha sido testigo de una evolución de lo que se entendía como aceptable. Hay algunas actitudes que hace unos años no se consideraban machistas y ahora sí lo parecen. La norma social se ha movido.

En la sociedad siempre habrá una parte de la población que tenga unas preferencias machistas, antirefugiados o racistas. ¿Qué conclusión se puede extraer de su estudio? "En lugar de incidir en cómo hacerles cambiar de opinión, la función política debería centrarse en mantener un clima social en el que este discurso no esté aceptado", opina Álvarez-Benjumea. "Cuando las normas sociales son fuertes, estas personas no actúan en base a estas actitudes".