En el Día Mundial de los Ríos toca mojarse, porque hay mucho que reivindicar para que el Tajo sea un río vivo. Por eso, el campeón nacional de natación de aguas abiertas Alberto Pérez y su compañero portugués Miguel Arrobas, junto a otros nadadores, se han tirado al agua para nadar entre Cascais y Lisboa.
Veinte kilómetros, que son una llamada de atención ante la mala salud del Tajo, por los residuos urbanos vertidos sin suficiente depuración, que lo contaminan desde Aranjuez, pasando por Toledo y hasta su desembocadura en Lisboa.
Los nadadores han querido también exigir a los gobiernos de España y Portugal que tomen medidas para que las aguas del Tajo discurran limpias y sin obstáculos, como los azudes y presas que paran su fluir natural y colaboran con la contaminación de sus aguas. Además, han pedido que se cumpla la ley y se implante un caudal ecológico desde el nacimiento hasta su desembocadura.