La vuelta al cole se complica este año por la amenaza de una infección de piel que afecta principalmente a niños pequeños, el impétigo. Una lesión que no es grave, pero sí muy contagiosa.
Este verano se detectó un brote en una escuela de verano de Benicarló y ahora se teme que debido a la humedad y las temperaturas que estamos teniendo la incidencia aumente. Aún así, la principal preocupación de los pediatras no es la prevalencia sino la persistencia en el tiempo de estas infecciones. Números estudios clínicos están demostrando que las bacterias que producen esta infección empiezan a ser resistentes a los antibióticos que acaban con ellas.
"Antes con un antibiótico tópico se conseguía erradicar, ahora en muchas ocasiones se requiere un refuerzo", confirma la dermatóloga pediátrica Marta Valdivielso.
Esta infección cutánea bacteriana es superficial y en principio, bien tratada no debería provocar ningún problema, pero no siempre es así. "Se está haciendo un mal uso de los antibióticos y eso está provocando que haya una mayor resistencia a los tratamientos donde se requieren. Pero no solo con el impétigo, lo estamos viendo en otras muchas infecciones. Y ese sí que es un problema importante. No se puede tratar todo con antibiótico oral porque las bacterias encuentran una manera de defenderse y dejan de ser efectivos", aclara la doctora Valdivielso.
"Estamos ante uno de los problemas de salud más importantes que afronta la humanidad. Nuestro bienestar y toda la medicina moderna dependen de que los antibióticos funcionen”, advertía en NIUS Bruno González Zorn, catedrático de Microbilogía de la Universidad Complutense de Madrid y asesor de la OMS en Resistencia a los Antibióticos y One Health.
Y ahora los expertos estiman que este es uno de los motivos que explica, la facilidad y alto potencial de contagio del impétig entre la población pediátrica
Se estima que 140 millones de personas pueden sufrirla en algún momento de su vida. Aunque la mayor incidencia está en niños de entre dos a cinco años.
Dependiendo de la bacteria que afecte puede ser de dos tipos: no ampollosos (70% de los casos) y ampollosos (30% de los casos).
Aunque llamativa, esta infección no suele ser grave, lo normal es que con tratamiento se resuelva en dos o tres semanas sin dejar cicatrices. Solo en rara ocasión provoca alguna complicación, siendo la más grave la llamada glomerulonefritis posestreptocócica, una enfermedad renal rara que puede aparecer después de las infecciones por estreptococos del grupo A. Aunque lo común es que los niños que padezcan impétigo solo tengan algunas molestias.
El impétigo costroso, el más común, puede aparecer sobre una dermatosis previa tipo dermatitis atópica, dermatitis de contacto o picaduras de insectos y su tratamiento no es complicado. Una vez que el especialista diagnostica la infección se aplican cremas antibióticas en las pápulas y en ocasiones, antibióticos orales.
En pacientes con impétigo las lesiones deben mantenerse limpias. Es importante lavarse con agua tibia y jabón y eliminar las secreciones y costras. Se pueden utilizar jabones comunes o que contengan sustancias antisépticas. Eso sí, hay que tener cuidado porque es muy contagioso y las lesiones suelen propagarse por autoinoculación en otras zonas.
Como recomendaciones los pediatras recuerdan que es importante:
La buena noticia es que en principio, iniciado el tratamiento deja de ser contagioso en un plazo de entre 24 y 48 horas.