Este viernes, 18 de agosto, hace justo 23 años, desapareció María Teresa Fernández Martín, una joven de 18 años cuyo rastro se perdió en Motril (Granada) cuando se dirigía a un concierto. Pero nunca llegó. No se ha vuelto a saber nada, pero sus padres, Teresa y Antonio, no pierden la esperanza. Con la llegada de su cumpleaños, en junio, ambos lamentaron el instante donde alguien se cruzó en su camino y se “la arrebataron”. Detrás de esas palabras de dolor, recordaron que su hija tendría ahora 41 años.
“No olvides que te estamos esperando”, concluyó su madre, quien no ha parado de buscarla. Su familia dice que María Teresa no desapareció voluntariamente, pero las pistas sobre su paradero son escasas. Francisco Polo, el inspector responsable del caso, continúa hablando con nuevas personas en busca de algún detalle que arroje un poco de luz. Mientras tanto, el caso continúa abierto, pese a que no hay novedades desde 2012. El único dato que manejan es que la joven fue vista por última vez en una parada de autobuses del centro.
La zona donde desapareció María Teresa Fernández Martín:
La noche del 18 de agosto del 2000, María Teresa había quedado para ir a un concierto de Café Quijano, ya que su actuación formaba parte de la programación de las Fiestas Patronales de Motril. Su padre, Antonio, fue quien le llevó a la parada de autobuses, ubicada en la Avenida de Andalucía, donde la joven iba a coger el medio de transporte para llegar al evento con su novio. "Puede que tarde, pero voy. Espérame", fueron las últimas palabras que recibió su pareja de ella.
Su padre y sus amigas, que iban en el coche, fueron las últimas personas en ver a la joven, a las 22:00 de la noche, en esa calle céntrica. La familia, que denunció su desaparición antes de las 48 horas, sostuvo que era imposible que tuviese la idea de fugarse. La describen como una niña alegre, buena y responsable, por lo que era imposible que quisiera marcharse sin decirles nada.
Esta es una de las paradas de autobús donde pudo estar la última vez que la vieron:
Tras una larga investigación encabezada por Francisco Polo, quien lanzó un libro con la recopilación del caso, surgió un nombre: Tony King. Se trataba de un hombre acusado por el asesinato de Rocío Wanninkhof y Sonia Carbantes, ambos realizados entre 1999 y 2003. King tenía antecedentes en Reino Unido y era conocido en el país como “el estrangulador de Holloway”, un depredador sexual que asaltaba a las mujeres y las estrangulaba. Al salir de la cárcel, se mudó a Málaga con su mujer.
A pesar de que se encontró su ADN en las escenas de los crímenes de Rocío y Sonia, nunca se llegó a encontrar nada en el caso de María Teresa. "Ya vamos para mayores y no quisiéramos morirnos sin saber qué ha pasado con nuestra hija. Que nos digan una respuesta, que la encuentren sea como sea", pidió la familia, rota de dolor. Y es que lo único que les queda a los progenitores es seguir con la fe de que, algún día, sepan lo que ocurrió con su hija. La población debe saber del caso e informar en caso de poder aportar datos.