El crimen de María ha conmocionado a todo el pueblo de Dalías, donde la mayoría la conocían “de toda la vida”. “Era una persona muy conocida por su negocio, ahora mismo estamos destrozados, imagínate”, confiesa uno de los vecinos al medio Ideal. La mujer es calificada en el pueblo como “amable, trabajadora y familiar”. Pero T.G.S, el presunto autor del crimen, le arrebató la vida en la puerta de la oficia de Correos de la localidad. Se da la cruel paradoja de que el hombre había sido condenado un día antes por quebrantar una orden de alejamiento.
El dramático desenlace comenzó a fraguarse el 8 de noviembre del 2022, cuando el acusado mantuvo sobre las 23,50 horas un altercado con la víctima en su pub. Tras el enfrentamiento trató de prender fuego a una sombrilla del establecimiento "ocasionando daños". A continuación, el condenado por estos hechos propinó varios golpes al vehículo de la mujer, al que causó varios desperfectos, valorados en 1.029,11 euros que se suman a los 172 euros en los que se cuantificó los daños en la sombrilla. Y desde ese momento, rencor, órdenes de alejamiento e inquina. Y finalmente, un apuñalamiento mortal en plena calle, en la plaza del Olmo, frente a la Iglesia de Santa María de Ambrox, cuando María se dirigía a una celebración familiar.
En este pueblo de 4.000 habitantes todos conocían a María. Era “muy sociable, simpática, cariñosa y muy querida por todos”. Gracias a su negocio llamado La Casa -un pub que tenía con su marido- son muchos los que comparten anécdotas, “momentos y amistades únicas durante tantos años de trabajo”. Los compañeros de su esposo, bombero conocido en la capital almeriense, han guardado un minuto de silencio en solidaridad por el crimen. “Era muy colaboradora con el pueblo, en actividades que se realizaban en el Ayuntamiento de Dalías, ella siempre contribuía”, han afirmado.
“María siempre tenía predisposición por Dalías, por su gente y quería ayudar en todo”, aseguran varios testimonios. La mujer, madre de dos hijos, mostraba su pasión hacia la profesión de camarera donde “siempre experimentaba en cada producto que servía y probaba nuevas alternativas. A todo el mundo le gustaban sus gintonic”.
Desde el Pub La Casa se había ganado el cariño “de toda la gente de Dalías y alrededores” ya que, aunque fuese un negocio de la noche, era muy familiar. “Los clientes nos conocíamos entre todos. La queríamos mucho, el trato era muy cercano y personal”, añaden.