Cada vez son más los controles de la Guardia Civil a conductores de motos acuáticas. La proliferación de estos vehículos afecta a bañistas, pero también a barcos que se encuentran estas motos abandonas en medio del mar. Hemos acompañado a una patrulla en uno de estos controles.
Arrancamos a primera hora de la mañana con una patrulla del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Quieren vigilar todas las motos de agua de las costas españolas, que en cuanto llega el buen tiempo salen de debajo de las piedras. El subteniente Villaba asegura que "en verano se pueden multiplicar por 20 ó 30".
La normativa es clara, aunque algunos no sean conscientes. Hay que tener la titulación que permita llevarla, contar con el seguro de la embarcación y portar consigo toda la documentación.
Los que peor lo llevan son los bañistas, que están pasando un plácido día estival y ven las motos de agua y se asustan. Tras cuatro horas a bordo, vemos varias sanciones. Es el resultado del trabajo de quienes velan para que en nuestros mares haya seguridad.