La playa pontevedresa de La Lanzada, una de las más populares de la Rías Baixas, ha amanecido cubierta por miles de navajas muertas. Aunque no es la primera vez que sucede, hay tal cantidad de conchas que las alarmas han saltado entre los biólogos. Se trata de un efecto más del cambio climático.
Vecinos y turistas se han encontrado ese alarmante panorama y los expertos lo están analizando. A la espera de los resultados, ya apuntan a que pueda deberse a las elevadas temperaturas del mar, que alcanza los 20 grados, algo inusual en el océano Atlántico.
"Da un aspecto sucio a la playa, la verdad que es una pena", asegura una bañista. Otra mujer apunta que es "lo nunca visto, algo está pasando". El agua cada vez más caliente en Galicia también está afectando a los percebeiros.
En Alicante, con el Mediterráneo a 28 grados, en una escuela de buceo de Alicante están empleando durante este verano neoprenos de manga corta. Ello, a pesar del riesgo de las picaduras y del roce con las medusas, subraya Ángel Gallart, instructor de buceo.
Y una pionera bodega que elabora vino submarino en las profundidades de la bahía de Plentzia, en Vizcaya, ha notado un cambio en los tiempos de maduración. "Lo que antes podíamos tardar en la evolución de un vino que eran 6 meses, ahora estamos necesitando algo más de tiempo", explica su director, Borja Saracho.
No obstante, las altas temperaturas no afectan de momento ni a la calidad del vino ni al arrecife artificial que le aporta un aroma tan característico.