Se pasean con globos en la boca, como si fueran niños en una tarde de fiesta, pero aunque lo hacen para divertirse, no son infantes, son jóvenes que se están drogando con el llamado "gas de la risa", que no es otra cosa que el famoso óxido nitroso (N2O) conocido por sus propiedades anestésicas, analgésicas y disociativas.
Con el periodo estival, de nuevo se está detectando un repunte de su consumo en zonas turísticas de nuestro país (Costa Brava, Costa del Sol o Islas Baleares). Hace unos días, la Policía Municipal de Terrassa, denunció a dos personas que consumían esta peligrosa droga. Solo fueron dos porque el resto salió corriendo, pero según la denuncia estaban en un botellón con al menos otras 10 personas y además de alcohol ,tenían seis botellas de gas de la risa.
Aunque ya en 2021 el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) alertó sobre su proliferación entre los jóvenes europeos, y alertó sobre sus efectos perniciosos para la salud, la moda persiste. En zonas como Magaluf (Calvià), es cada vez más habitual ver de madrugada a jóvenes inhalando el gas de unos globos, tal y como ha comprobado el Diario de Mallorca.
El Observatorio Europeo por su parte ha alertado de que algunos proveedores han empezado a vender cilindros más grandes (15 kg) del gas, deliberadamente dirigidos al mercado recreativo. Esto hace que el gas sea significativamente más barato, promoviendo aún más su consumo. En algunos ámbitos, las redes sociales desempeñan un papel importante en la publicidad y la venta de la droga, además.
Lo que realmente se consume es una mezcla formada por un 65% de oxígeno y 35% de óxido nitroso, unos ingredientes fáciles de conseguir y de bajo precio. En la mayoría de los casos, se utilizan cartuchos pequeños del gas destinados a hacer nata montada para llenar globos de fiesta, desde los que se inhala el gas. Los recipientes se compran en tiendas tradicionales, así como en línea. Al consumirlo se siente euforia, bienestar y provoca risas, por lo que tiene una gran popularidad entre sus consumidores, quien además suelen creer que es un gas inocuo.
Pero nada más lejos de la realidad. Su uso abusivo puede derivar en lesiones pulmonares y daños en el sistema nervioso irreversibles, tal como apuntan los expertos del Observatorio Europeo de las Drogas.
Sus efectos son prácticamente inmediatos, al minuto de consumirlo. Y también desaparecen pronto. Suele durar entre 15 y 45 minutos dependiendo de la dosis inhalada. De ahí parte de su peligro. Se suele repetir o tratar de consumir más para que el efecto dure más tiempo.
En caso de una dosis excesiva los riesgos son enormes. El efecto del gas puede llevar a una pérdida de presión arterial que puede desencadenar infarto de miocardio o hipoxia por falta de oxígeno.
Cuando se inhala la mezcla llega al cerebro a través de las vías respiratorias, actuando como depresor del sistema nervioso central y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) estima que su uso no médico representa un riesgo para la salud.
Los efectos más leves refieren caídas y lesiones producidas por la pérdida de equilibrio experimentada bajo sus efectos. Al ser un gas anestésico puede suponer un riesgo al aumentar la probabilidad de sufrir caídas o accidentes. Pero lo peor no es eso.
El óxido nitroso lleva asociados riesgos, como el de asfixia, debido a su naturaleza de gas licuado comprimido. Al funcionar como anestésico disociativo, también puede provocar alucinaciones, vocalización incontrolada, alteraciones de la percepción, desorientación espacial y temporal o reducir la sensibilidad al dolor.
De acuerdo con un informe publicado por Sanidad, puede llevar a graves problemas de salud, especialmente por el hecho de conllevar falta de oxígeno al cerebro, lo que puede implicar desde desmayos hasta paradas respiratorias. El consumo continuado puede dañar la médula espinal y llegar a provocar la muerte. Si se utiliza esta sustancia durante varios días seguidos o de manera intensa en una sesión se produce una disminución de los niveles de la vitamina B12 en el organismo; un déficit en vitamina B12 tendría como consecuencia la aparición de problemas neurológicos y cognitivos.
Además se han detectado otros efectos derivados de su consumo aún más graves : convulsiones, arritmias y parada respiratoria o cardíaca, especialmente en personas con epilepsia o antecedentes cardiovasculares.
En ocasiones, si no se consume bien, incluso puede provocar quemaduras en la boca y la parte superior del tracto respiratorio debido a la inhalación del gas directamente de los cartuchos, ya que sale de los mismos a una temperatura muy baja