Desarticulan una red criminal de prostitución en Madrid con cuatro detenidos: "Trabajaban las 24 horas"

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal de prostitución en Madrid. Las mujeres eran esclavizadas durante toda la semana y forzadas a realizar servicios sexuales durante las 24 horas del día. Se han detenido a cuatro personas por los delitos de Trata de Seres Humanos con fines de explotación sexual relacionados con la prostitución, detención ilegal y pertenencia a organización criminal.

Además de liberar a dos de las víctimas, en la operación se han realizado tres diligencias de entrada y registro. Se han intervenido más de 5000 euros en efectivo, tres balanzas de precisión, seis terminales telefónicos y diversa documentación relacionada. Las mujeres tenían que hacer frente a su manutención, enseres y hasta pagar el papel higiénico con 25 euros que les daban por cada servicio.

Trabajaban las 24 del día

La organización captaba a las mujeres a través de familiares o de páginas web que ofertaban servicios sexuales. Aprovechándose de su vulnerabilidad económica, las engañaban con las falsas promesas de ganar grandes cantidades de dinero con horarios reducidos, autonomía para seleccionar los servicios y completa libertad de movimiento. La mayoría de las víctimas eran de Sudamérica donde su situación económica era precaria.

También se les aseguraba que solo tendrían que entregar un porcentaje mínimo de sus ingresos como simples honorarios de publicidad. Cuando las mujeres llegaban a los prostíbulos se les explicaba las condiciones reales a las que debían someterse: de los 60 a 120 euros que costaba el servicio, tan solo se quedaban con 25 euros porque la regente de la casa era quien cobraba al cliente directamente, así lo ha detallado la Policía Nacional.

Las víctimas eran drogadas y amenazadas

Los integrantes de la red criminal amenazaban con armas blancas a las mujeres y las intimidaban con la deportación por su situación irregular en España. Además de humillar a las que se quejaban o pedían salir de la casa, las obligaban a consumir sustancias estupefacientes y las encerraban hasta que se sometieran. Las víctimas no podían rechazar ningún servicio sexual y eran castigadas, realizando un servicio gratuito, en caso de que algún cliente no quedase satisfecho.