Las posibilidades de toparse con un buffet libre en algún hotel estando de vacaciones son muy elevadas. Más allá de que sea una práctica habitual en los desayunos, esta opción también puede darse en comidas y cenas. No en vano, en numerosas ofertas en las que está “todo incluido”, se opta por esta modalidad. Pero ¿realmente les sale rentable a los hoteles? ¿Cómo gestionan todo el gasto de comida? ¿Los clientes tienden a comer más que habitualmente?
No cabe duda de que el modelo del buffet libre debe resultar rentable para los hoteles, pues de lo contrario habría dejado de utilizarse. Como cabe esperar, un negocio no sobrevive demasiado tiempo si da pérdidas constantes.
Por lo tanto, con el buffet libre no solo no pierden dinero, sino que incluso les puede salir más rentable que optando por un modelo más tradicional de restaurante a la carta.
Como cabe esperar, detrás de los buffets libres existe toda una estrategia por parte de cada establecimiento. Por un lado, han de buscarse los proveedores más convenientes, apostar por los productos de temporada –que suelen ser más económicos– y conocer bien al tipo de clientes que van a acudir.
Por otra parte, el hotel ahorra en personal, ya que solo necesita a los cocineros que elaboran los diferentes platos y unos pocos camareros que no solo son capaces de atender las dudas que se les presentan a los comensales, sino que además se encargan de recoger las mesas una vez que se van. En este sentido, un salón de restaurante tradicional para 200 personas requeriría contratar a un buen número de camareros para poder atender a todas las mesas con eficiencia.
Pero más allá de la gestión de proveedores o del personal, los hoteles tienen trucos para no perder dinero cuando ofrecen buffet libre. Algunos se pueden deducir fácilmente, pero no por ello son menos efectivos, ya que todos los expertos los suelen mencionar: