Un ‘santo’, once días de torturas y un abrazo: así acabó la Guardia Civil con el secuestro de un empresario en Alicante

  • El secuestrado regentaba junto a su cuñado de un negocio de alquiler de vehículos en Villajoyosa

  • La Guardia Civil sospecha que un amigo de su familiar dio la pista de que la los padres del objetivo tenía mucho dinero en Argelia

  • Le secuestraron a punta de pistola cuando iba a casa de su novia y enviaron los vídeos a la familia, que pensaba vender una finca en su país para pagar el rescate

El abrazo se produjo ya en el hospital, cuando Ahmed (nombre ficticio para preservar su intimidad) se encontraba ya fuera de peligro. Quienes se abrazaban fuerte a los agentes eran la hermana y el cuñado del joven de 27 años. Los mismos que durante días y junto a su familia, recibieron vídeos donde se podía ver al hombre torturado, recibiendo descargas con una pistola eléctrica o fuertes golpes entre amenazas de terminar con su vida. ¿El precio de acabar con aquello? 350.000 euros que la familia debía entregar a los secuestradores de forma discreta para no dejar huellas. 

Cuando se produjo ese abrazo, hacía ya once días que Ahmed faltaba de casa. La tarde que desaparición, tenía pensado pasar por casa de su novia desde el negocio de alquiler de coches que regenta en la localidad alicantina de Villajoyosa, la empresa que compartía como socio con su cuñado. Pero nunca llegó. Esa misma tarde del 27 de mayo, tres desconocidos le subieron a un coche a punta de pistola, le golpearon con un martillo para vencer su resistencia y le llevaron a un piso franco en Santa Pola. Poco sabía la familia que uno de los secuestradores tenía relación directa con ellos y había marcado al chico. Es lo que en el argot policial se conoce como “un santo”. Alguien de su entorno que habría dado las instrucciones concisas para preparar el golpe. En este caso, era un primo del marido de su hermana, aunque nadie lo sabía en ese momento. Un primo con malas compañías.

En concreto, la información más importante para los secuestradores era que la familia de Ahmed tenía supuestamente un importante patrimonio en Argelia. Eso provocó una conjunción de intereses delincuenciales, con un grupo de sujetos con antecedentes pero sin experiencia en secuestros, que hasta el momento y según fuentes del caso, nunca habían trabajado juntos. Entre ellos había dos hermanos residentes en Cartagena y otro residente en canarias, que se trasladó presuntamente a la península solo para perpetrar el ataque. Su intención era secuestrar al chico, llevarle a un sitio discreto, molerle a palos y mandar los vídeos a la familia para que pagaran un importante rescate.

Una casa rural como escondite

Por eso, los agentes de la Guardia Civil tenían claro que la amenaza contra la vida del chico era real y de máximo riesgo: porque cuando el cuñado y la hermana se presentaron a declarar el pasado 29 de mayo -dos días después del secuestro- tenían ya parte de esos vídeos como prueba del delito. Los padres de Ahmed, residentes en Argelia y que recibieron también los vídeos, pensaron incluso en vender una propiedad familiar para conseguir liquidez y hacer frente a los pagos. Así nació la investigación que para los agentes de la Policía Judicial de la Comandancia de Alicante recibió el nombre de operación “Sitdown”.

Mientras, los secuestradores movieron a su víctima a otra vivienda en la localidad murciana de Yecla con el objetivo de dificultar su localización. En total, la Guardia Civil ha detenido ya a cinco personas vinculadas con el secuestro. Todos son primerizos en este tipo de retenciones y extorsiones, pero con antecedentes de otro tipo, de nacionalidad española pero nacidos en familias de origen árabe. En el momento en el que la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil decidió entrar en la casa rural donde habían escondido a Ahmed, dos de ellos le custodiaban para que no escapase, mientras lo mantenían embridado y sin apenas comida ni agua. Antes, los agentes de Alicante colaboraron también con la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado, con un grupo especializado en este tipo de secuestro. Ellos terminaron de desenredar la madeja hasta dar con el paradero del secuestrado. 

Cuando los agentes entraron a la habitación donde estaba cautivo, en aquella casa rural a 122 kilómetros de donde el joven había sido raptado, se encontraron al secuestrado al pie de la cama. Pronto les explicó que había sido raptado a punta de pistola y torturado durante días. Ellos ya lo sabían. Desde allí, el joven de 27 años fue trasladado al hospital, donde fue reconocido de varias lesiones y magulladuras. Fue en ese momento, todavía bajo presencia de los agentes, cuando tanto el cuñado como la hermana de la víctima se abrazaron a los miembros de la Guardia Civil en señal de agradecimiento. Fueron once días de trabajo sin descanso. Los cinco presuntos responsables del rapto han pasado a disposición judicial y fue decretada para ellos la prisión condicional a la espera de juicio. Y Ahmed ya descansa tranquilo.