Un hombre ha reconocido que asesinó a golpes a tres personas sin hogar que dormían en la calle de Barcelona en abril de 2020, en plena pandemia por el COVID. El acusado ha aceptado la condena de 63 años de cárcel pero solo cumplirá como máximo 40. El juicio con jurado ha comenzado en la Audiencia de Barcelona con un acuerdo entre la defensa y las acusaciones donde el presunto autor de los hechos ha contestado con monosílabos a un corto interrogatorio de la fiscal. Los hechos son similares a los que ocurrieron en Canadá cuando ocho menores fueron acusados de apuñalar a un sintecho.
Los asesinatos ocurrieron los días 16, 18 y 27 de abril. El primero fue cerca del Auditori, el segundo en la calle Casp y el último en Rosselló. La fiscal ha destacado que “las personas que estaban en la calle estaban mucho más inseguras que en una situación habitual” porque la gente no salía a las calles por las restricciones. En cambio, el acusado contaba con una ventaja para llevar a cabo los crímenes. “Lo tenía mejor para matar sin defensa, pero también la policía lo tenía mejor para investigar”, así lo ha determinado la fiscal tras concluir que los agentes pudieron identificar al hombre por la poca afluencia de gente que había en las grabaciones de las cámaras de seguridad.
La acusación inicial de la fiscal pedía prisión permanente revisable y no incluía los tres delitos contra la integridad moral que el hombre ha admitido. "De alguna manera, a la vez que se les mata se les humilla, se les quita dignidad, porque para el acusado no valen nada", ha asegurado la fiscalía en referencia a los tres delitos. No se admite la aporofobia (miedo y rechazo a los pobres) como motivo por el que el acusado cometiese los crímenes. Así lo ha determinado el abogado de la defensa tras explicar que en abril de 2020 “no estaba reconocido en la ley, con lo cual sería a todas luces injusto que se le aplicase esa circunstancia".
En el juicio se han añadido las dos acusaciones particulares de los familiares de las víctimas y la Fundació Arrels como acusación popular: "Como Arrels consideramos, y ese es el motivo porque estamos aquí, que precisamente murieron por el hecho de vivir en la calle. Es decir, el acusado los mató porque pensaba que no merecían vivir, que merecían morir por el hecho de ser pobres y vulnerables", ha declarado Beatriz Fernández en su alegación previa como abogada.
El hecho de que el acusado estuviese bajo los efectos del alcohol y drogas se ha tenido en cuenta como atenuante en la sentencia. Pero el juicio continuará con las declaraciones de los testigos porque la ley obliga a hacerlo cuando el acusado acepta una condena de más de seis años de cárcel.