Hay un punto en el Atlántico Norte donde la duración anual total de turbulencia severa ha aumentado un 55%. De las 17,7 horas en total que se produjeron en 1979 a las 27,4 en 2020.
Turbulencias en vuelo que, no se pueden predecir, asustan a los pasajeros, y no solo han aumentado en ese punto concreto de una de las rutas de vuelo más transitadas del mundo, también se ha comprobado su mayor incidencia en otras zonas.
El origen parece estar en el calentamiento global, según defiende un estudio de la Universidad de Reading.
"Las turbulencia en el aire despejado aumentarán con el tiempo como resultado del cambio climático. Esto se debe a que la atmósfera superior se está calentando más rápido en los trópicos, como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero, que en las regiones polares. Esta mayor diferencia de temperatura entre latitudes bajas y altas aumenta la cizalladura del viento en las corrientes en chorro, las corrientes de viento de alto nivel que soplan a 10 km por encima de nuestras cabezas donde vuelan los aviones, lo que a su vez favorece la formación de parches de aire turbulentos", explica la autora del estudio Isabel Smith, investigadora de turbulencias del Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading.
Una situación que ya denuncian también varios meteorólogos en España:
Lo que ocurre efectivamente es que el aire más cálido de las emisiones de CO2 está aumentando la cizalladura, o cambios bruscos del viento, en las corrientes en chorro, fortaleciendo la turbulencia del aire despejado, en el Atlántico Norte y en todo el mundo.
"No hay duda. El cambio climático está provocando más inestabilidad en las corrientes en chorro y acelerando la velocidad del viento, lo que provocará más turbulencia aunque el cielo parezca despejado", insiste Smith..
Un aumento que se está notando no solo en vuelos de gran duración, también en los vuelos llamados domésticos.
Una turbulencia es un movimiento de aire que normalmente no se puede ver y, a menudo, ocurre de forma inesperada. Puede producirse por distintas condiciones diferentes como:
La turbulencia puede ocurrir "incluso cuando el cielo parece estar despejado," según informa la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos y por eso son difíciles de predecir.
“El principal problema con la turbulencia en aire despejado para los pilotos es que se desarrolla donde no hay nubes, por lo que es difícil de ver o detectar con el equipo de radar a bordo. Como resultado, la turbulencia puede golpear a un avión repentinamente y sin previo aviso. Esto no genera un problema para el avión, pero puede resultar incómodo para los pasajeros. Es por eso que las aerolíneas recomiendan usar el cinturón de seguridad tanto como sea posible cuando se viaja, incluso cuando las señales del cinturón de seguridad están apagadas", comenta la investigadora de Reading. Porque al ser casi invisibles muchos pilotos se ven sorprendidos.
La atmósfera superior se está calentando más rápido en los trópicos, como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero, que en las regiones polares, según explican desde la universidad de Reading.
Esta mayor diferencia de temperatura entre latitudes bajas y altas aumenta los cambios bruscos en el viento. Especialmente en las corrientes de viento de alto nivel que soplan a 10 km por encima de nuestras cabezas donde vuelan los aviones, lo que a su vez favorece la formación de parches de aire turbulentos.
Si bien los EE.UU. y el Atlántico Norte han experimentado los mayores aumentos, el nuevo estudio ha encontrado que otras rutas de vuelo muy transitadas sobre Europa, Medio Oriente y el Atlántico Sur también experimentaron aumentos significativos en la turbulencia.
"Después de una década de investigación que muestra que el cambio climático aumentará la turbulencia en el aire despejado en el futuro, ahora tenemos evidencia que sugiere que el aumento ya ha comenzado. Deberíamos invertir en sistemas mejorados de detección y pronóstico de turbulencias, para evitar que el aire más agitado se traduzca en vuelos más agitados en las próximas décadas", aconseja el profesor Paul Williams, científico atmosférico de la Universidad de Reading y coautor de la investigación.
El problema que se puede derivar no es solo "el miedo" que pueden experimentar pasajeros y tripulantes
Un viaje lleno de baches puede hacer que los pasajeros que no estén usando sus cinturones de seguridad sean arrojados de sus asientos sin previo aviso", explican desde la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos..Por eso se recomienda seguir unas pautas para ayudar a mantener la seguridad en el avión: "Los pasajeros pueden prevenir fácilmente lesiones por turbulencias inesperadas manteniendo el cinturón de seguridad abrochado en todo momento", aclaran.
Pero aunque logremos evitar lesiones si se viaje sujeto por el cinturón todo el viaje, esto es incómodo y los pilotos avisados de turbulencias en ciertas zonas, prefieren no pasar por donde están y eso lleva a que tengan que buscar otras rutas.
Al dar un "rodeo", (para evitarlas) lo que ocurre es que se los vuelos se hacen más largos con la consecuencia de un aumento del uso de combustible, más contaminación y quizá precios más elevados a la hora de viajar (debido a ese aumento de distancia).
“Cuando los pilotos reportan turbulencias en aire despejado, las aerolíneas intentan evitarlas tanto como sea posible para vuelos posteriores en el área. Como resultado, a medida que aumente las turbulencias en el futuro, las rutas de vuelo pueden volverse más largas y complicadas para evitarlas. Provocando a su vez viajes y tiempos de espera más largos mayor consumo de combustible y mayor emisión de CO2″, considera la autora del estudio y meteoróloga Isabel Smith.
Un cambio de ruta que tiene por tanto un coste en tiempo y dinero: "La turbulencia hace que los vuelos sean irregulares y, en ocasiones, pueden ser peligrosos. Las aerolíneas deberán comenzar a pensar en cómo manejar este aumento (de la turbulencia), ya que le puede costar a la industria entre 150 y 500 millones de dólares al año solo en los EE.UU. Cada minuto adicional que se pasa viajando a través de la turbulencia aumenta el desgaste de la aeronave, así como el riesgo de lesiones para los pasajeros y asistentes de vuelo", ha explicado en un comunicado, Mark Prosser , uno de los investigadores de Reading.
Según estos investigadores en 2050, los pilotos de todo el mundo se encontrarán en sus vuelo con al menos el doble de turbulencias severas en aire despejado.