El asesino confeso de Romina Celeste, que admitió por primera vez tras cuatro años que mató, descuartizó y quemó a su esposa, ha aprovechado el último turno de palabra este martes para pedir y rogar el perdón de todo el mundo. Raúl, el acusado, se ha mostrado menos frío que en otras ocasiones anteriores, aunque no ha revelado el lugar en el que está la mayoría de los restos mortales de su mujer.
Una petición que le había hecho en reiteradas ocasiones la madre de Romina para poder cerrar el duelo por su hija. El juicio por el crimen de la joven paraguaya en Lanzarote (Canarias) la madrugada de Año Nuevo de 2019 ha quedado visto para sentencia.
El acusado, en su último turno de palabra, ha apuntado ante la sala: "Me arrepiento profundamente de todo lo que sucedió. Pido perdón a la familia, aunque no lo merezca. Alguien me dijo una vez que 'el perdón no se pide, el perdón se merece'. Y probablemente yo no merezca el perdón. Aún así, lo pido y se lo ruego a la familia de Romina, a mi familia y a toda la sociedad".
La madre de Romina, Miriam, ha asegurado en 'En boca de todos' que las palabras del acusado pidiendo "perdón" son insuficientes. Ella, insiste, solo quiere saber dónde tiró los restos mortales de su hija. La familia de la joven asesinada cree que no los arrojó al mar, como ha sostenido Raúl ante los agentes, sino que los enterró. A las puertas de la Audiencia de Las Palmas, una amiga de Romina le ha calificado delante suya como "un animal" por no confesar dónde los depositó.
Miriam dice que el acusado parecía un hombre "bueno", nunca pensó que pudiera esconder el "monstruo" que tenía dentro. Su hija nunca le contó que sufriera malos tratos y cree que de haberse activado el protocolo contra la violencia machista todavía seguiría viva. Solo pide saber dónde están sus restos para poder descansar. Nunca perdonará al asesino de Romina, pero lo haría todavía menos, al no confesar Raúl, según ha apuntado.
La abogada de la acusación ha lamentado también que los amigos de la víctima -que han testificado- no denunciaran en su día las agresiones que sufría por parte de su marido cuando ella les enseñó los moratones, así como los mensajes que la joven paraguaya les puso afirmando que la próxima vez "no" lo contaba. Para la letrada, lo que sufrió Romina, "es la lacra de la sociedad".
A pesar de que el acusado ha ido reconociendo los hechos durante el juicio (que comenzó el viernes 2 de junio), es el jurado popular el que decide si lo declara culpable o no. Con toda probabilidad, será declarado culpable y aceptará 15 años de prisión por homicidio -no asesinato-.
Una pena con atenuantes -y acordada- por haber reconocido todos los hechos y por indemnizar a la familia de Romina. Además, abandonará de nuevo la sala a pie, como lo ha hecho estos días. Hasta que que no se le notifique la sentencia, no tendría que entrar en prisión. Su abogado no va a recurrir.