El mundo del fútbol es capaz de generar titulares y polémicas como la de Vinicius -víctima de insultos racistas-, pero también de fortalecer vínculos y actuar como instrumento de integración. Así lo vive Ebrahim, el capitán de la Selección Española de refugiados. Un equipo compuesto por hombres y mujeres procedentes de Malí, Costa de Marfil, Honduras, Marruecos, Ucrania o Afganistán, como Ebrahim.
El joven, de 26 años, solo tiene palabras de agradecimiento y orgullo por la oportunidad que le está brindando España. Le ha permitido, explica a NIUS, comenzar una nueva vida lejos del régimen talibán y ahora le ha elegido como capitán de la selección que el próximo 28 de junio participará en Fráncfort (Alemania) en la segunda edición de la Unity Euro Cup: el torneo organizado por la UEFA y ACNUR "para estrechar los lazos entre las personas refugiadas y sus comunidades de acogida".
En esta edición participarán 16 países de la Unión Europea. España lo hará por primera vez y se presentará con un equipo que entrena ya todos los sábados en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, en Madrid. Un equipo integrado por refugiados y personas de colectivos vulnerables, en el que también hay dos mujeres, tal y como se exige por normativa. Todos entrenados por profesionales "top" como Jesús Paredes, preparador físico con Luís Aragonés, destacan en la Federación de Fútbol.
Cuando el equipo técnico conoció a Ebrahim tuvo pocas dudas de que debía ser él el capitán. Hace un año y dos meses que el joven llegó a España como refugiado, después de haber estudiado Derecho y Ciencias Políticas en Afganistán. El fútbol era una de sus pasiones, de hecho, jugaba en la liga universitaria, pero todo cambió cuando los talibanes llegaron al poder.
Tras un largo periplo, que Ebrahim prefiere olvidar, el joven estudia ahora en Madrid energía fotovoltaica y la instalación de placas solares. Su sueño es trabajar y vivir de ello en un futuro, así como poder seguir jugando al fútbol, "su droga, su vía de escape", señala. Y le gustaría hacerlo como ahora, con un equipo del que se siente orgulloso, en el que más que amigos tiene una familia y en el que también hay cabida para las mujeres, algo inimaginable en la Afganistán de los talibán. Un fútbol en donde "no hay margen para las diferencias, la driscriminación o el racismo", explica Ebrahim a NIUS.
Las imágenes y las muestras de cariño entre los integrantes del equipo en su primer entranamiento son prueba de ello, tal y como se puede ver en el vídeo que encabeza esta información. Refugiados y personas vulnerables que consideran el fútbol mucho más que un deporte. "Es una parte muy importante de mi vida y de mi felicidad", subraya Ebrahim, que hoy por fin es capaz de mirar su futuro con esperanza, tras tener que dejar su país atrás. Ese es el espíritu con el que los jugadores de la Selección Española de refugiados entrenan cada sábado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y con el que disputarán el próximo 28 de junio la Unity Euro Cup.