La Guardia Civil lleva hoy al asesino confeso al lugar del crimen para una reconstrucción después de encontrar ayer el arma del crimen, una lanza de hierro artesanal con la que asesinó primero a su sobrino de tres años y después a su hermana embarazada de 8 meses. En el descampado en el que registraron toda la mañana también hallaron el mechero con el que prendió fuego a un colchón en un intento de quemar la cama en la que estaban los cuerpos. También registró el equipo central de inspecciones oculares el vehículo utilizado por el sospechoso y grabado por las cámaras en la urbanización. Se ensañó según los investigadores, y los restos biológicos y la sangre era previsible encontrarlos hasta en el coche.
Manuel fue llamado a declarar el domingo con su madre, pero cogieron un taxi hasta Granada. Le dijo a su madre que tenía el coche roto. Sabía que podían identificar el vehículo con el que había cometido los crímenes. Engañó a su madre viuda pero cuando comenzó a declarar durante horas se derrumbó y de madrugada le detuvieron. Las imágenes que el marido de Rosario había visto en su móvil, captadas por la cámara conectada a la alarma, no dejaron lugar a dudas. A pesar de que iba tapado, con mascarilla y una gorra que impedía su identificación, sus características únicas, su nariz prominente. Pero su complexión y su manera de andar hizo que su propia madre lo identificara.
Por eso esta mañana los agentes del Equipo de Inspecciones Oculares desplazado desde Madrid buscaba en el descampado cercano a la vivienda de Rosario, donde el detenido había señalado, el arma del crimen, la lanza de hierro artesanal y todos los restos de los asesinatos para completar la declaración confesa de Manuel. Había entrado con llaves, tuvo tiempo de jugar con los perros que lo conocían.
Manuel, el detenido 36 años, vivía en Torredelcampo en Jaén, en un piso independizado de su madre, viuda hace pocos meses. Él trabajaba los olivos, las tierras heredadas de su padre. Pero ya en el funeral tuvo la primera discusión con su hermana según los vecinos que estaban presentes. Rosario había estudiado farmacia y se marchó del pueblo, conoció al piloto y le fue bien en la vida. Pero cuando murió el padre repartió las tierras entre sus dos hijos y ahí comenzó el conflicto que ha acabado, según la Guardia Civil con los terribles asesinatos. Esta semana iba a tener lugar el reparto de una herencia familiar. Pero, además, consideran que siempre ha mostrado celos hacia su hermana. Ella estudió y progresó, y él se negó a estudiar y trabajó en el campo. Eso le frustró, según los investigadores.