Blanquear alimentos es una técnica culinaria muy habitual para mejorar la preparación de algunos platos, ya que así se consiguen unos colores más vivos, un menor tiempo de cocinado y mantener algunos nutrientes que se podrían perder durante la preparación.
Para llevar a cabo el blanqueado de alimentos únicamente se necesita agua hirviendo y agua fría, puesto que se trata de un tipo de cocción que no suele durar más de dos minutos y con la que se pretenden alcanzar los objetivos antes mencionados. Así pues, el proceso básico para blanquear alimentos es el siguiente:
Realmente se puede blanquear cualquier alimento, ya que, como hemos apuntado, es una técnica de cocción más. Sin embargo, muchos de ellos no deben pasar por este proceso ya que no es necesario. De hecho, los más habituales son las verduras y los tubérculos –sobre todo las patatas y las zanahorias–, aunque también se aplica en los pescados y mariscos.
Objetivo de esta técnica
En cuanto a los objetivos del blanqueado de alimentos, hay que señalar que habitualmente se trata de un paso previo para la preparación de algún plato. Raramente se blanquean verduras, tubérculos o pescados para consumirlos a continuación. Quizás con el marisco sí que puede emplearse esta técnica para su consumo posterior, ya que las gambas o los langostinos pueden quedar preparados para servir con un minuto y medio en agua hirviendo.
Dicho esto, los principales objetivos de esta práctica culinaria son los siguientes:
Finalmente, si se blanquean alimentos muy grasientos, perderán parte de esa grasa, de manera que pasan a ser más saludables.