Varios estudios han demostrado que escuchar música de fondo potencia la concentración. De hecho, los terapeutas llevan años empleándola para combatir el alzhéimer basándose en la teoría de que, pese al daño cognitivo que sufren, de lo último que se olvidan estos pacientes es de canciones que les han marcado en su vida.
Pero ahora un estudio cuestiona que la música ayude a memorizar o, al menos, le da una vuelta a este concepto. No toda la música vale.
Es decir, "esta relación puede estar condicionada por parámetros interindividuales y, por lo tanto, ser más compleja de lo que se preveía", según un estudio liderado por Marco Calabria, investigador del grupo Cognitive Neurolab de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Durante años se ha creído que escuchar música clásica aumenta la inteligencia y tiene beneficios cognitivos, a este proceso se le ha llamado 'Efecto Mozart'. Y es lo que ahora cuestiona el equipo de Calabria.
Los primeros resultados del estudio Efecto Mozart y memoria en pacientes con deterioro cognitivo (MEM-COG), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, apuntan que escuchar música clásica de fondo mientras se hacen ejercicios de memoria no mejora ni tampoco empeora el nivel de aprendizaje de las personas con deterioro cognitivo leve (DCL).
El estudio se centró en personas con deterioro cognitivo leve de tipo amnésico, es decir, que tienen problemas de memoria por efecto de un principio de neurodegeneración (precisamente en la zona del cerebro que se relaciona con el aprendizaje).
Los experimentos consistían en observar veinticuatro fotografías de caras humanas que debían memorizar. Diez minutos después, debían revisar una nueva serie de imágenes con las veinticuatro anteriores y veinticuatro nuevas para intentar identificar las que ya se habían visto antes.
En la primera prueba se les hizo escuchar música clásica en la fase de consolidación de la información, pero no en la de recuperación. En el segundo ejercicio se repitió con el estímulo auditivo en ambas.
El resultado fue similar pese a la música. Por lo que dedujeron que no tenía efecto significativo.
Fue entonces cuando les vino la luz. A alguien del equipo se le ocurrió ponerles Un rayo de sol de Los Diablos, y el resultado del experimento cambió.
El tercer experimento consistía en probar el mismo ejercicio pero con una música popular que fuera considerada más activadora (no relajante).
La selección de las piezas musicales se basó en las valoraciones proporcionadas por un grupo de voluntarios distintos a los participantes que participaron en los experimentos. Se les pidió que calificaran dos aspectos de extractos musicales en una escala de 10 puntos: a) excitación (de 'relajante' a 'emocionante') y b) estado de ánimo (de 'triste' a 'feliz'). Los participantes también informaron si el extracto de la música era conocido o no y, si les resultaba familiar, si podían recordar el título de la pieza.
Tras revisar posibles candidatas se eligió una versión instrumental de Un rayo de sol, de Los Diablos. Por eso, en el experimento 3, los participantes fueron expuestos a Adagio' en re menor de Johann Sebastian Bach durante la fase de codificación de una condición ('Baja excitación') y fueron expuestos a Un rayo de sol. Y los resultados sugirieron que "el uso de la música como estrategia para la regulación del estado de ánimo se asocia con un mejor rendimiento de la memoria", de acuerdo con el investigador de la UOC.
Un hallazgo dicen que "abre la puerta a más investigaciones para continuar explorando el papel de las preferencias y actitudes interindividuales hacia la música en los pacientes".
El grupo de Calabria tiene previsto continuar con el proyecto hasta finales del 2024. La idea ahora es probarlo con pacientes de Parkinson.