La historia de Lester, en la ‘Titan Desert’ con un 81% de discapacidad: “Cada vez que subía a la bici me sentía libre”

Su nombre es Lester, es cubano, reside desde hace años en Rubí, Barcelona, y se ha convertido en protagonista por su incansable espíritu de superación y su férrea voluntad para romper barreras y obstáculos. Sufre un 81% de discapacidad y apenas puede caminar unos metros con muletas. Sin embargo, estos días está tratando de completar la Titan Desert en Marruecos, una de las carreras ciclistas más exigentes del planeta.

Fue en 2009 cuando sufrió un ictus, algo que volvería a suceder dos años más tarde, en 2011. Después de aquello, sufrió una necrosis en los huesos, y más tarde, en 2020, un coche le atropelló. “Fue la hecatombe de todo”, expresa.

Golpe tras golpe, entonces le tocó aceptar la silla de ruedas, porque solo con muletas el sufrimiento es extremo y apenas consigue avanzar unos metros.

En los primeros momentos, explica, se recluyó. Después, sin embargo, con ayuda de rehabilitadores y fisios empezó a trabajar el cuerpo y los resultados elevaron su autoestima y le devolvieron a una gran afición que despertó desde su infancia: el ciclismo.

“Cada vez que subía a la bici me sentía libre”, explica, señalando que para el ese momento supuso un antes y un después. “De sentirte que no vales un céntimo a decir: ‘valgo algo’”, cuenta, expresando con toda crudeza y sinceridad cuáles eran sus sensaciones.

“Ahora siento esa libertad que sentía cuando era niño”, señala, destacando la importancia que tiene para él poder disfrutar de esta afición.

Lester Fernández y sus seis días de carrera por el desierto en la Titan Desert

Sobre la bici, sus piernas soportan menos peso, y aunque el dolor no desaparece, es mucho menor que al tratar de caminar.

“Voy sufriendo también”, señala, pero ello no es un obstáculo ante su capacidad de lucha.

Por eso, Lester Fernández, yendo todavía más allá, consiguió una beca para participar en la Titan Desert, una de las pruebas más exigentes de ciclismo de montaña, que se realiza por etapas en el desierto de Marruecos. En total, seis días de carrera entre las dunas para demostrar a otras personas en su situación el inmenso valor de la voluntad; para mostrarles “que pueden hacer mucho más”, “llegar más lejos”.