“El año pasado tuvimos la suerte de que en primavera llovió, pero este año no hay nada: ni agua en los embalses, ni llueve. La tierra está como si estuviéramos en verano, y estamos en abril”. Es el desolador panorama que describe Eduardo López, portavoz de agua de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), cuando le preguntamos sobre la sequía que nos acompaña desde hace un año, que se prolonga y se cronifica.
“Todo apunta a que podríamos acercarnos a otra sequía histórica”, nos decían los meteorólogos el verano pasado, mirando al otoño. Pero el otoño llegó, y pasó también el invierno, y no ha llovido ni mucho menos lo suficiente. Se confiaban las lluvias a la primavera, pero la lluvia sigue sin llegar. Y el campo se sigue secando. “No ha llovido ni en enero, ni en febrero, ni en marzo, ni en abril. En la mitad sur de España, al menos, no ha caído una gota. Es una crisis sin precedentes en el sector agrario. Está todo parado, los agricultores no pueden sembrar”, nos cuenta López, desesperado. Y no es para menos.
Si hacemos balance de lo que llevamos de año hidrológico, que comenzó el pasado 1 de octubre, vemos que hay zonas donde la lluvia que ha caído en estos seis meses “no llega ni a la mitad de lo normal”, según la AEMET. ¿Cuáles son? Cataluña, Valencia, Alicante, Murcia y Andalucía oriental.
Y a nivel general, la situación no es mucho mejor. Si en marzo les contábamos que llegábamos a la primavera meteorológica con un 9% menos de lluvias de lo normal, “ahora estamos mucho peor”, asegura el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo. “Desde el 1 octubre hasta el 10 de abril ha llovido un 21% por debajo de lo normal para la época del año”.
Y la desesperación de la gente del campo aumenta cada día, porque todo indica, además, que esta situación se va a prolongar, que no va a llover, al menos en las zonas donde más se necesita: el sur y el este de la península.
“Por número de superficie y número de agricultores afectados, lo peor está en el Guadalquivir, el Tajo-Segura, Guadiana y Cataluña”, explica López. Y hablamos de zonas donde tampoco pueden seguir mucho tiempo tirando del agua embalsada, porque los niveles siguen bajando. Según los últimos datos del MITECO, publicados esta semana, la reserva hídrica española está, de media, al 51,2% de su capacidad. Pero en Andalucía, Murcia, Cataluña y Castilla-La Mancha están muy por debajo de ese nivel. Lo pueden ver en este mapa.
Hay cuencas, como la del Guadalquivir, que tienen sus embalses al 25%. Las cuencas internas de Cataluña están al 26%. La del Segura está al 35%. Y la primavera tampoco está trayendo, de momento, las ansiadas lluvias.
Del Campo recuerda que marzo ha sido un mes muy seco, “llovió la tercera parte de lo normal para ese mes”, y que “abril ha empezado con lluvias prácticamente inexistentes, salvo en el norte”. Es el panorama del que venimos, y en el que estamos. Pero ¿a dónde vamos?
A corto plazo, “esta semana y la que viene puede llover en el tercio norte de la península”, en Galicia y el Cantábrico, según la AEMET. Pero en el resto de España, si hay lluvias, serán “testimoniales”, asegura el meteorólogo. Si avanzamos en el calendario, abril podría acabar trayendo lluvia a esas zonas del este y el sur que más la necesitan, pero es sólo una posibilidad, no confirmada de momento.
“Hay incertidumbre. Algunos modelos apuntan un cambio de tendencia y que pudiera llover más en puntos del sur y del este, pero no lo podemos dar por cierto, habrá que ver si se confirma”, advierte Del Campo.
Si miramos más allá y nos vamos hasta el verano, el meteorólogo explica que “para el trimestre mayo-junio-julio no hay una tendencia muy clara para la mayor parte de España en los modelos de predicción”. ¿Eso que significa? “Que hay las mismas posibilidades de que esos tres meses sean secos a que sean lluviosos”.
Pero hay un matiz, una pequeña esperanza para esos meses. “Hay una ligera mayor probabilidad de que, en el extremo suroeste peninsular, ese trimestre pueda ser algo más lluvioso de lo normal”, explica Del Campo. Aunque matiza: “No es una tendencia muy marcada y afectaría solo a esa pequeña porción de la península”.
Sería algo lo que agarrarse, al menos, para quienes ven cómo su medio de vida se desmorona. Un año más. “En el Guadalquivir, es ya el segundo año consecutivo que no se puede sembrar, porque no hay agua para regar”, asegura el portavoz de COAG. En el sur, la sequía está impidiendo sembrar ciertos cultivos o haciendo que se seque lo sembrado, explica.
“El cereal se ha secado, por ejemplo. Ha nacido y estaba grande, pero se ha secado, y aunque llueva ya no se recupera. El girasol, igual, está perdido. La remolacha no se puede regar, se va a perder. Y las campañas de forraje no pueden salir, lo que impacta directamente en la ganadería”, advierte López. Pero hay más. “En este momento, se tenía que estar preparando la tierra para sembrar algodón”, explica. Pero no se puede. “Y estamos hablando de 50.000 hectáreas que no se van a poder sembrar, si no hay agua”.
Otro ejemplo, los ajos. “Sólo se ha sembrado el 50% de la producción normal y no va a haber agua para sacarlos adelante”. Y con “el resto de hortícolas, como cebolla o patata, pasa lo mismo”, asegura. “No hay agua para regar, son cultivos que no van a salir”.
López, desde Andalucía, habla ya de “la peor sequía en lo que va de siglo” y la compara con la de 1995, que fue devastadora. La realidad no es para tanto, todavía, si atendemos a los datos de la AEMET sobre las sequías de larga duración.
Para ver la mayor o menor gravedad de una sequía, se utiliza el Indice de Precipitación Estandarizado (SPI), que representa lo que se desvía la precipitación durante un período dado respecto a la media, como explica el meteorólogo de Meteored José Miguel Viñas en este artículo. Sabiendo eso, vean este gráfico sobre la evolución de las sequías desde que hay registros (1961).
Con estos datos sobre la mesa, Del Campo explica que la actual sequía de larga duración “todavía es incipiente”, y recuerda que “a lo largo de este siglo ha habido sequías más largas e intensas” que esta. “Todavía está lejos de las sequías del 2005-2009 y de la de 1991-1995 o 1980-1984, siempre refiriéndonos a la escasez de precipitaciones única y exclusivamente, y tomando los datos a nivel nacional”.
En lo que todos coinciden es en esta sequía es muy grave y no se podrá paliar si sigue sin llover de forma abundante y continuada. “Para paliar la sequía meteorológica, tendríamos que tener un mes de mayo extraordinariamente lluvioso". Y no es probable que ocurra. "No es algo que estén mostrando los modelos de predicción en este momento”, asegura Del Campo.
“En mayo, tendría que estar todo el mes lloviendo para que resuelva el problema, y sólo en parte, porque lo perdido ya no se recupera”, aseguran desde la COAG. "Es un desastre, desde el punto de vista económico, social, de empleo… La industria agroalimentaria está paralizada”.
Por eso, los sindicatos agrarios han pedido una reunión “urgente” de la Mesa de la Sequía, que el ministerio de Agricultura ha convocado para el próximo día 19. Piden “ayudas directas” al gobierno para “poder sobrevivir”. Y lo peor es que saben que la situación no es coyuntural, que los efectos del cambio climático han venido para quedarse.
“Lo peor es que ahora estamos respondiendo a las circunstancias del momento, pero hay que mirar a largo plazo”, advierte el portavoz de COAG. “La previsión es que cada día va a llover menos y va a hacer más calor. Las plantas, al aumentar la temperatura, van a necesitar más agua, pero va a haber menos agua. Entonces ¿esto cómo se resuelve?”.