Fueron las primeras y son referentes. Abrieron el camino a muchas otras españolas y les demostraron que los sueños pueden hacerse realidad con tesón y esfuerzo. Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos destacar a 10 deportistas que han contribuido al éxito del deporte femenino español.
Sin duda, Elia María González-Álvarez y López-Chicheri, más conocida como Lilí Álvarez (Roma, 1905 - Madrid, 1998), es la gran pionera del deporte femenino en España, una vitola que se ganó tras convertirse en los Juegos de Invierno de Chamonix (Francia) en 1924 en la primera española en participar en una cita olímpica.
Aunque practicó desde el esquí hasta el automovilismo, pasando por el billar, el alpinismo o la equitación, fue el tenis el que le permitió pasar a la posteridad. En 1929 se proclamó campeona de dobles de Roland Garros, justo dos años después de perder la final de dobles mixtos, y alcanzó hasta en tres ocasiones la final de Wimbledon (1926, 1927 y 1928).
Lilí, que en 1931 escandalizó en el 'grande' británico al jugar por primera vez con una falda-pantalón, fue también escritora y periodista, una de las primeras en firmar crónicas deportivas, una labor que ahora homenajean los Premios Lilí Álvarez, convocados por el Instituto de la Mujer en colaboración con el CSD.
En la Piscina Olímpica Francisco Márquez de Ciudad de méxico, Mari Paz Corominas (Barcelona, 1952) se convirtió en la primera deportista española (hombre o mujer) en alcanzar una final olímpica al hacerlo en la prueba de 200 metros espalda de los Juegos de México 1968.
Finalizó en séptima posición, pero ya había pasado a la historia. Tras la cita olímpica, entrenó junto a Mark Spitz en la Universidad de Indiana. Sin embargo, con solo 18 años, dejó la alta competición cuando todos la señalaban como el futuro de la natación española.
En Toronto 1976, en los 75 metros estilos Clase 3, María Teresa Herreras (Valladolid, 1962) rompió un techo para el deporte femenino español al convertirse en la primera campeona paralímpica de nuestro país.
La 'Sirena del Pisuerga', con discapacidad física, redondeó su actuación en esa cita con dos platas y un bronce, a los que dio continuidad en Juegos posteriores. En total, ganó 13 preseas paralímpicas, con los oros individuales de 50 metros braza y 50 metros libre L3 en los Juegos de Nueva York 1984.
Con solo 17 años y más de seis décadas después de la última final de 'Grand Slam' jugada por una española, Lilí Álvarez, Arantxa Sánchez Vicario (Barcelona, 1971) resarcía a la 'Armada' femenina con una victoria de impacto en Roland Garros 1989. En la final, frente a la entonces número uno del mundo Steffi Graf, la catalana alzaba su primer 'grande' y también el primero de una tenista española en modalidad individual.
Dos veces más (1994 y 1998) se hizo con el 'trofeo de los Mosqueteros', a los que añadió un título de US Open, una plata y un bronce olímpicos, un palmarés acrecentado por sus éxitos en el dobles femenino y mixto -diez 'Grand Slam' y otras dos medallas en Juegos- y por equipos, con la conquista de hasta en cinco ocasiones de la Copa Federación. Además, en 1995, ascendió al número uno del ranking individual WTA, que simultaneó con su primera posición en el de dobles.
El 31 de julio de 1992, en Barcelona, la judoca Miriam Blasco (Valladolid, 1963) rompió por fin el techo olímpico y conquistó, en la final de -56 kilos, la primera medalla femenina para España en unos Juegos, y, además, de oro. La vallisoletana, que acudía como campeona del mundo y de Europa, se impuso a la británica Nicola Fairbrother, que posteriormente se convertiría en su mujer con la aprobación en España del matrimonio de personas del mismo sexo.
Su título olímpico, dedicado a su entrenador Sergio Cardell, fallecido 20 días antes de los Juegos en un accidente de moto, abrió el grifo para otros éxitos femeninos, como los oros de la también judoca Almudena Muñoz, la selección de hockey hierba o las regatistas Theresa Zabell y Patricia Guerra. En Sídney 2000, su pupila Isabel Fernández repitió su hazaña.
Hasta que Queralt Castellet conquistó la medalla de plata en Pekín 2022, Blanca Fernández Ochoa (Madrid, 1963 - Cercedilla, 2019) había sido la única mujer española capaz de subirse al podio en unos Juegos Olímpicos de Invierno. Lo consiguió Albertville 1992, tras los intentos frustrados de Juegos de Lake Placid 1980, Sarajevo 1984 y Calgary 1988, con un bronce en el eslalon que le sirvió para emular a su hermano Paco, hasta el momento único deportista español con un oro en una cita olímpica invernal.
Antes, en el eslalon gigante de Vail de 1985, también se convirtió en la primera esquiadora de nuestro país en conseguir una victoria en una prueba de la Copa del Mundo de Esquí Alpino.
Cuando el 17 de mayo de 2010 holló la cima del Shisha Pangma, Edurne Pasaban (Tolosa, 1973) entró en la historia del alpinismo al convertirse en la primera mujer de la historia en ascender los 14 ochomiles del planeta. Había estado en el techo del mundo, pero bajó al infierno de repente.
La depresión nubló su vida, plagada de dramas como la muerte de su amigo Pepe Garcés en el descenso del Dhaulagiri o la congelación y amputación de las falanges de dos dedos de los pies en su asalto al K2, pero salió adelante para ser la inspiración de muchas otras montañistas.
Seis años seguidos al frente del ranking mundial avalan a Sandra Sánchez (Talavera de la Reina, 1981) como la mejor karateca de todos los tiempos tras una carrera que finalizó en lo más alto, con un oro en la modalidad de kata en los Juegos Mundiales de Birmingham (Estados Unidos).
Era el único título que le faltaba a su laureada trayectoria. A pesar de entrar en el equipo español a una edad tardía, a los 34 años, la manchega no desaprovechó su tiempo; dos veces se coronó campeona mundial (2018 y 2021) y en siete ocasiones consecutivas lo fue de Europa (2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2021 y 2022), pero el éxtasis llegó en el Budokan, la cuna del karate, cuando certificó la 'Triple Corona' al conquistar la medalla de oro en la final de kata de los Juegos Olímpicos de Tokio.
En un deporte sin tradición en España, el bádminton, Carolina Marín (Huelva, 1993) consiguió codearse con las mejores y hacer frente a las hasta entonces grandes dominadoras, las jugadoras asiáticas. "Puedo porque pienso que puedo", su gran lema vital.
Tres veces campeona del mundo (2014, 2015 y 2018) y seis de Europa (2014, 2016, 2017, 2018, 2021 y 2022), su culmen llegó en Río, donde se colgó la medalla de oro, la primera para España en este deporte. Solo las lesiones, como la que le privó de defender su título olímpico en Tokio, han frenado la ambición de la onubense.
Si en 2021 consiguió un hito al ser la primera futbolista femenina española en alzar el Balón de Oro, en 2022 elevó todavía más el listón al conquistar su segundo trofeo, que la convirtió en la única mujer capaz de repetir galardón y en el español, hombre o mujer, con más entorchados de la revista France Football, por delante del gallego Luis Suárez.
La futbolista del Barça también hizo historia en el The Best al conseguir hace unas semanas ser nombrada por segundo año consecutivo como mejor jugadora del mundo, un logro que ayuda a compensar, en parte, los meses de baja por una lesión que le impidió estar en la pasada Eurocopa.