Hace tiempo que Pablo y María dejaron de plantearse unas vacaciones fuera de España o que miran muy mucho lo de salir a comer fuera. Los dos son funcionarios, pero la suya es familia numerosa y tienen una hipoteca variable que hace cada vez más difícil que las cuentas cuadren, sobre todo cuando la inflación sigue desbocada y no hay previsión de una pronta mejora.
La situación económica empieza a notarse en el gasto que los hogares españoles destinan a ocio. “El ticket medio se ha visto reducido”, reconoce María Durán, portavoz de Hostelería de España, la organización empresarial que representa a restaurantes, bares, cafeterías y pubs. ¿Se ha dejado de tomar postre? ¿Se comparten más los platos? Lo cierto es que se está viendo un cambio en las pautas de consumo, una tendencia que la patronal hostelera comenzó a notar ya el año pasado, aunque afortunadamente –indica María Durán- no ha tenido lugar una crisis de consumo.
“Después de la pandemia y con los acontecimientos posteriores, la gente tiene ganas de salir, socializar y estar con los amigos, así que no creemos que vaya a darse la tan temida crisis, aunque es cierto que hemos recuperado los niveles de facturación previos a la pandemia, pero la rentabilidad no es la misma debido a la inflación”, reconoce la portavoz de Hostelería de España.
“Que nos lo digan a nosotros”, coincide María, dueña de un restaurante en Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja. “Hemos tenido que cambiar la carta de helados tres veces en un año por la subida de precios. Sube la harina, sube el azúcar, ¡sube todo! Un helado por el que antes cobrabas menos de 3 euros, ahora cuesta 3,70 y así pasa con todo”.
Pero lo que le preocupa a Elisa ya no es poder salir a cenar los viernes, sino poder hacer frente a los pagos que “sí o sí” vienen a final de mes, incluida una hipoteca con tipo variable. “Yo puedo dejar de ir a restaurantes, pero la vida sigue y cada vez más cara. Tengo que pagar la comunidad, la cesta de la compra, el teléfono, la electricidad, el gas…”, cuenta la periodista a NIUS. En su caso, la revisión de la hipoteca le va a suponer casi 600 euros más al mes a partir de abril. “Llevo meses intentando negociar con el banco, pero por ahora no he conseguido nada, así que estoy agobiada”, reconoce.
No es para menos, el imparable ascenso del euríbor, que acumula 14 meses al alza supondrá aumentos de las cuotas este año para todos los que como Elisa tengan una hipoteca variable. Según Antonio Gallardo, responsable de estudios de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), el alza del año pasado fue anecdótica para muchos consumidores, pero la que viene ahora va a ser muy importante. Quedan muchas familias como la de Elisa o la de Pablo que aún no han visto el impacto más duro de la subida de los tipos y que van a empezar a sufrirlo en los próximos meses.
Esta subida de las cuotas de la hipoteca se suma a un incremento de precios también en los productos básicos de la compra, a pesar de la rebaja del IVA. Una suma difícil de sostener para tres de cada diez hogares españoles que han sufrido un deterioro de su situación económica tras la pandemia y que, además de reducir su gasto en ocio también han tenido que alterar su dieta con un menor consumo de productos frescos, tal y como indica el estudio elaborado por el Instituto Universitario CEU y la Fundación Mapfre.