"Nuestro trabajo es peligroso. Nos exponemos a riesgos físicos. Más aún cuando no se hace una labor preventiva durante todo el año y en verano llega el fuego. Cuando se activan los dispositivos tenemos que dar una respuesta adecuada para responder a las exigencias que eso supone. Ahora mismo hay un incendio en Hellín (Albacete), que comenzó ayer por la tarde. Ya está controlado. Se han movilizado bomberos forestales de Castilla La Mancha, pero están bajo mínimos", explica a NIUS Carlos Martín, el portavoz de Comisiones Obreras (CCOO).
Ha viajado desde Cuenca hasta Madrid para acudir a la concentración convocada este martes a las 11:00 de la mañana en la puerta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, junto a los sindicatos UGT y Csif. "He visto a compañeros de Galicia, Cantabria, Ávila y otros puntos de España, alrededor de un centenar. Tenemos contratos muy dispares, dependiendo de cada comunidad autónoma y de cada categoría, aunque hacemos el mismo trabajo", cuenta.
El Gobierno acaba de aprobar el estatuto que regula la profesión de bombero forestal. Era la tercera vez que presentaban un Anteproyecto de Ley, que ha sido remitido al Congreso de los Diputados. Establece un marco jurídico para estos profesionales con el fin de homologar sus condiciones en todo el territorio nacional, con independencia de que se trate de personal funcionario, laboral o contratado por empresas públicas o privadas.
Ferrán Borredà es bombero de Unidad helitrasportada de Valencia."Hacemos labores preventivas permanentemente, con rutas de vigilancia. Estas se intensifican durante las Pascuas. Además actuamos en todo tipo de emergencias en el medio rural. Como la búsqueda de personas, primeros auxilios a senderistas que pueden estar en un camino, quitar nieve, echar sal o intervenimos en inundaciones. No vamos a usurpar las competencias de los bomberos urbanos. Solo pedimos que se unifiquen las nuestras", relata.
Martín ilustra la situación en la que se encuentran: "Tenemos hasta 17 categorías: jardinero, peón de montes, peón silvícola, auxiliar de bomberos, auxiliares a la caza, etcétera. Eso ya nos distingue desde un principio de nuestros hermanos, los bomberos sin apellidos, que están contratados durante todo el año, con una categoría profesional definida, una preparación física, una formación continua, un salario y unos derechos claramente establecidos".
Borredà específica cómo es el caso de los bomberos forestales en la provincia levantina: "Pedimos que no solo esté escrito ennuestras chaquetas. Figuramos en el epígrafe de Personal de Emergencias. De este modo, la Seguridad Social no asume como enfermedades laborales por ejemplo un cáncer a consecuencia de la inhalación de humo, lesiones de rodilla o lumbares -que son muy frecuentes- derivadas del desgaste físico y lo trata como enfermedades comunes. También pedimos que haya una segunda actividad regulada para los que pueden seguir en activo pero a lo mejor no pueden tirar de una manguera o andar subiendo y bajando. Sí pueden conducir un camión, estar en un almacén o realizar trabajos de oficina y así debe estrablecerse en su contrato".
Martín critica la falta de inversión y culpa a las administraciones y a sus políticas de la situación en la que se encuentran, una especie de limbo: "Los responsables tienen que entender que es necesario contratar a personal fijo, mantener dispositivos de seguridad durante todo el año y no solo reforzar en las campañas de verano. Hay que ser más preventivos y menos reactivos. Luego toca elaborar planes de contingencia a contra reloj cuando empiezan los incendios. Eso supone un gasto mayor, tener que solicitar ayuda a otras comunidades y poner en peligro a los que estamos en primera línea. Como ocurrió en Zamora el verano pasado. En Castilla y León el 70% de la plantilla está actualmente en el paro", apunta.
En la Comunidad Valenciana hay casi 900 bomberos forestales contratados durante todo el año, incluyendo a todo el personal, hasta en oficinas. En Castellón y Alicante no se mantienen las tareas de desbroce y limpieza en los caminos o cortafuegos, como en muchas otras provincias.
Ferrán señala: "Hay muchos puntos ambiguos. Yo soy lo que se conoce como un 'correturnos', una figura que permite sustituir a cualquier otra que haga falta. Estoy contratado como especialista raso pero puedo cubrir un puesto de jefe de unidad. Por otro lado, tenemos seis padres y seis madres: los encargados de vigilancia dependen de una empresa contratada por la Diputación, luego están los bomberos forestales encargados de la prevención y el mantenimiento, nosotros que nos encargamos de la extinción, bomberos del consorcio y bomberos urbanos de las capitales de provincia. En zonas limítrofes la situación a veces se complica porque nos piden que no entremos en zonas que no son de nuestra competencia mientras vemos cómo las llamas avanzan y se pierde un tiempo muy valioso, pensando si enviar un hidroavión o mandándolos de un sitio o de otro, hay duplicidad de mandos y es necesario tramitar mucha burocracia que solo ralentiza el trabajo, al tiempo que el monte arde y ya es irrecuperable."