Acompañar a personas con riesgo de suicidio: "Llevé a mi hija a la guardería y al volver mi marido tenía un cuchillo en la mano"
El pleno del Congreso de los Diputados una proposición no de ley (PNL) por la que se insta al Gobierno a poner en marcha un permiso de acompañamiento a personas en riesgo de suicidio
Los afectados reciben la propuesta alegres por tener una ayuda más, aunque reivindican más ayudas, y más especialistas para que no recaiga todo sobre los acompañantes
Los expertos apuntan que cualquier iniciativa es buena, pero si no se forma a los familiares puede resultar contraproducente para pacientes y acompañantes
"Esta mañana me he ido cinco minutos a dejar a mi hija en la guardería y cuando he vuelto, mi marido tenía un cuchillo en la mano, estaba pensando en quitarse la vida, otra vez. Es una situación insostenible. No puedo dejarle solo si un segundo, pero tengo 40 años, dos hijas pequeñas y una vida que sigue ¿qué hago?", dice Lorena Salamanca.
Su marido ha intentado suicidarse tres veces. Hace un año le han diagnosticado un trastorno de personalidad grave. "No puedo bajar a la compra y dejarle con las niñas, mis padres están prácticamente viviendo en mi casa. Ante esta situación he hablado con mi médico de la Seguridad Social que conoce mi situación, y me ha dado la baja. No podía seguir así, al final va a acabar conmigo. Pero no se trata de coger bajas cada dos por tres. Es muy necesario un permiso por cuidado de una persona en riesgo de suicidio".
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Se refiere a que este mismo martes se debate en el pleno del Congreso de los Diputados una proposición no de ley (PNL), registrada por Más País Verdes Equo, en el Grupo Parlamentario Plural, por la que se insta al Gobierno a poner en marcha un permiso de acompañamiento a personas en riesgo de suicidio.
Permiso remunerado para acompañamiento a personas en riesgo de suicidio
"Es necesario habilitar un permiso para tener un acompañamiento respetuoso y cuidadoso, que no dependa de que el entorno familiar se pueda permitir económicamente faltar al trabajo, sino que esté financiado por todos y además legitimado socialmente porque sostener la vida nos atañe a todos como sociedad", señala iniciativa. Se solicita que un médico habilite el permiso a la persona acompañante/cuidadora designada por el paciente en situación de alto riesgo para que sean atendidos con el fin de evitar que se llegue al suicidio. Se renovará semanalmente, con un máximo de dos semanas; y financie con fondos públicos para que la persona acompañante no renuncie a su salario.
"Cuando alguien está a punto de romperse, los servicios públicos no pueden mirar a otro lado. Un permiso de acompañamiento a personas en riesgo de suicidio, para que nadie tenga que pasar por eso solo. Cubriendo desde el presupuesto público el coste del salario correspondiente. Un permiso con un coste muy reducido para las arcas públicas, pero con un notable impacto en la vida de las personas que lo necesitan", enfatizan los diputados de Más País Verdes Equo.
Para Lorena sería imprescindible, lleva un año haciendo malabares hasta que ha tenido que pedir la baja. "He estado al borde de la depresión y mis hijas son muy pequeñas, para perder a su padre y también a su madre. Necesitamos ayudas, médicos, psicólogos y psiquiatras que puedan atender esta situación". De momento Lorena está saliendo adelante y su marido sigue vivo. No es el caso de Carlos, su madre se suicidó en 2020, y él tuvo que dejarlo todo. Se quedó sin casa, sin trabajo y se fue a cuidarla.
Dejé el trabajo por cuidar a mi madre y no tenía ni derecho a paro
“Fue un minuto, siempre es un minuto, bajé a comprar medicinas, la dejé sola y mi madre se suicidó. Ella ya había intentado suicidarse dos veces. Y decidí estar a su lado a todas horas. Eso me costó mi sueldo, y perder mi trabajo. Pero sabía que era lo que tenía que hacer”, cuenta Carlos de 29 años. Su madre se suicidó hace ya tres años.
“En mi caso, ella se buscó las vueltas y consiguió quitarse la vida. Pero, me parece importantísimo que se piense en los familiares, poder estar ahí a su lado para evitar que pase lo que le pasó a mi madre”, cuenta Carlos. Él vivía en Jaén a 300 kilómetros de su madre. En su primer intento de suicidio, Carlos dejó su casa, su vida y su trabajo y se fue a vivir con ella. Pasó de ganar 1.500 euros a nada, no tenía ni derecho a paro. "Llegué a cuidar a una persona que no quería vivir, sin ayudas y sin herramientas para afrontarlo. Eso es lo más importante, ayudas para ellos, porque nosotros estamos ahí a su lado, pero no sabemos qué hay que hacer y cómo hacerlo. Vivir con el sueldo de mi madre, que estaba de baja, fue muy difícil. Encima de estar todo el tiempo pendiente de ella, tenía que apañarme para llegar a fin de mes", explica.
Por eso, le parece importantísimo que se debata un permiso remunerado para acompañamiento a personas en riesgo de suicidio. "Creo que no hay trampa, nadie se puede aprovechar de esta medida y se conseguirían salvar más vidas, que es lo que queremos", asegura Carlos.
"Es otro parche"
El actor Javi Martín, que intentó quitarse la vida una vez, le diagnosticaron una enfermedad mental, trastorno bipolar, que le llevaba de la euforia a la depresión de forma angustiosa. Martín asegura que esta medida es bien recibida, pero lo ve como un parche. Los familiares de una persona que quiere suicidarse no entienden bien la situación, no son especialistas, y no saben cómo gestionarlo. Con esta medida lo que se está haciendo es poner una carga más a los familiares. "Lo que pedimos a gritos no es que los familiares se encarguen de arreglar una situación de riesgo, sino más psicólogos y más psiquiatras en la Sanidad Pública, que no pase por estar tres meses esperando a una primera consulta después de un primer intento de suicidio", asevera.
"Tenemos que ir a la raíz del problema, porque sigue habiendo más de 4.000 suicidios al año. Necesitamos un Plan Nacional contra el Suicidio. No podemos poner la carga sobre la familia. Está bien tener una persona de tu entorno que te cuide y que ese permiso sea remunerado, por supuesto, pero eso debe ir acompañado de terapias, psicólogos semanales que de verdad consigan evitar el suicidio.
María ha intentado suicidarse 9 veces
María asegura que se ha sentido muy sola y muy culpable. Mi padre, autónomo, dejó de trabajar durante ocho meses para seguirme y no me dejaba ni a sol ni a sombre. Pusieron rejas, todo estaba bajo llave, era una agonía. Yo por un lado lo odiaba y por otro me sentía fatal de que hubiera dejado de trabajar para cuidarme. Si hubiera existido este permiso".
Esta joven asegura que, aunque tengas a tu padre cerca lo que de verdad te ayuda es un profesional. Eso es fundamental. La primera vez que fui a un centro de día fue tres meses después de mi primer intento de suicidio. No había plazas y alguien tenía que velar por mí esos meses. María cuenta, que su padre estaba allí pero no sabía qué decir. "Están perdidos, porque no tiene herramientas". Y ella solo se sentía más por estar mal y porque todos estaban preocupados y ella no podía hacer nada por solucionarlo. Ella no quería levantarse al día siguiente".
"Estoy segura que mi padre lo volvería a hacer, lo dejaría todo otra vez por cuidarme. Si por lo menos hay esa ayuda para los acompañantes de personas en riesgo de suicidio, algo hace. Quita culpabilidad al enfermo, que ya es mucho", dice y pide más psicólogos y más médicos para tratar el suicidio.
Formación y especialistas
El psicólogo de "Princesa 81" y experto en duelo y suicidio, Iván Vinuesa, comparte lo que dice María. "Lo ideal es que a esos familiares a los que se les da un permiso para poder estar con personas en riesgo de suicidio se les pudiera dar unas pautas y una formación. Si no al final, puede ser contra producente. El paciente se siente inseguro, y la carga emocional no hace más que crecer", explica.
Dice que puede ser un arma de doble filo. Si no hay formación específica puede ser malo para el paciente porque no se siente comprendido, y probablemente se sienta juzgado, pero además el acompañante invierte sus esfuerzos en cuidar a alguien que no quiere ser cuidado por él, e incluso puede perjudicar a su vida diaria, cuando ir a trabajar es lo único que le mantiene con fuerzas".
Vinuesa insiste en que un permiso retribuido adelante pero siempre con especialista que ayuden y den pautas para poder atender a esa persona en riesgo de suicidio. Porque el número de suicidios no ha parado de crecer en España. En 2021 se llegó al récord con 4.003 suicidios, un 1,6% más que en 2020. Según el último informe del INE, un total de 2.982 hombres se suicidaron en este periodo (un aumento del 1,8% respecto a 2020) y 1.021 mujeres (1% más que el año anterior). Y el camino del 2022 es peor. En la primera mitad de este 2022, de enero a junio se han quitado la vida 2.015 personas, un 5% más que en el mismo semestre de 2021.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos, siendo un problema de salud pública importante, pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes.