Videopodcast 'A ver si me he enterado' con Miguel Ángel Oliver: la historia de Bruno, el niño eterno

  • Bruno Carballo Fernández donó al fallecer siete órganos, que se convirtieron en vida y esperanza en siete receptores distintos

  • Los padres del pequeño son donantes y no dudaron a la hora de dar el paso hacia una donación múltiple al morir su hijo de 12 años

  • España recuperó el año pasado el número de trasplantes anterior a la pandemia, con una media de 15 intervenciones diarias

Bruno tenía cuatro años y cuatro meses cuando sufrió los primeros síntomas de una gravísima enfermedad. Tras meses de pruebas, se le diagnosticó un tipo de encefalitis que le causó daños cerebrales irreversibles. La enfermedad que atacó al pequeño afecta a unas 3.000 personas en todo el mundo y tiene un bajísimo índice de supervivencia. Pese a todo, Bruno resistió siete años, hasta que falleció el pasado 15 de noviembre de 2022.

Sus padres, Rafael y Macarena, afrontaron los últimos meses con un dolor y una entereza inmensos. El deterioro de su hijo iba a conducirle a la muerte, pero no perdieron el pulso en ningún momento. Cuando Bruno entró por última vez en el Hospital Niño Jesús, con un hilo de vida, ya sabían que no había nada que hacer por él, pero al mismo tiempo decidieron que su hijo sí iba a poder hacer muchísimo por otros: donar. Todo lo preparó el equipo de Coordinación de Trasplantes del Niño Jesús, a cargo de la doctora Montserrat Nieto Moro, que fue la encargada de explicarles cómo iban a suceder los acontecimientos.

Macarena, la madre de Bruno, explica en este videopodcast sus sentimientos contradictorios en aquel momento. Por un lado, el dolor por la pérdida de su pequeño. Por otro, la esperanza, incluso la felicidad, de saber que los órganos de Bruno iban a dar vida a otras personitas. Una ecuación imposible, que Macarena explica con asombroso aplomo en este conversación con Miguel Ángel Oliver, en A ver si me he enterado, el videopodcast semanal de Nius. A lo largo de cincuenta minutos, la madre y la doctora desgranan sus emociones ante una circunstancia capital: el tránsito de la vida y a la muerte. Una vez culminado el proceso, Macarena y Rafa lo tienen claro hoy, como lo tuvieron claro aquel día de noviembre. Sienten un amor infinito, un orgullo infinito por Bruno, su niño eterno.