¿Podría haber un seísmo de 7,8 en España?: "No se espera y no tenemos diseñados los edificios para eso"
El IGN asegura que el riesgo de un seísmo como el de Turquía es "bajísimo" en España: "No se conocen fallas lo suficientemente grandes"
Si ocurriese, explica un sismólogo, "no tenemos diseñados los edificios para esos movimientos: porque no se espera eso"
En las zonas con más riesgo sísmico en España, el sur y sureste, los edificios son sismorresistentes: “Entre un 5.5 y un 6 de magnitud deberían soportarlo"
¿Puede haber en España un terremoto como el que ha sacudido Turquía? ¿Podríamos sufrir un seísmo de magnitud 7,8 en la escala de Richter? Y en caso de que sea posible, ¿nuestros edificios estarían preparados para resistir algo así?
“Ya hubo un terremoto de 7,8, pero a más de 600 kilómetros de profundidad, entre Granada y Almería. Algo bastante anómalo”. Ocurrió en 1954, recuerda Luis Cabañas, sismólogo de la Red Sísmica Nacional del IGN. Ese sería el mayor registrado hasta ahora en España, pero no se sintió siquiera. “A esa profundidad, no te afecta”, explica el sismólogo. “La intensidad en superficie fue muy pequeña, los efectos no se notaron, no hubo daños”.
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Si hablamos de terremotos que se puedan sentir, Cabañas asegura que apenas hay riesgo de que ocurra alguno de esa magnitud. “La historia sísmica que tenemos registrada nos dice que, dentro de la península, un terremoto de 7,8 sería muy poco probable. La probabilidad es bajísima, casi despreciable”. ¿Por qué? “Porque no se conocen fallas lo suficientemente grandes, que puedan dar lugar a un terremoto tan grande”.
El más fuerte que recordamos todos, y el más reciente, es el de Lorca (Murcia), en 2011. Tuvo una magnitud de 5,1 y “una intensidad máxima de VII”. Cabañas maneja dos conceptos, en todo momento, que es importante distinguir al hablar de seísmos: magnitud e intensidad.
- Magnitud: “mide de la energía total liberada por el terremoto, que tiene relación con el tamaño de la ruptura de la falla. Hay diferentes escalas para medir esa energía liberada, pero la que se usa para el gran público es la escala de Richter”.
- Intensidad macrosísmica: “mide los efectos del terremoto (en las personas, en el paisaje, en las estructuras…). Puede tener muchos valores, según la distancia a la que estés del epicentro, y se mide en números romanos. Una intensidad IX supone destrucción total, de casi todos los tipos de edificaciones. Los daños estructurales empiezan en intensidad VII. Pero una intensidad II, por ejemplo, casi no se siente. La intensidad también depende de la magnitud del terremoto, del tipo de suelo (más blando, más rocoso…) o de la profundidad a la que se ha producido. En Turquía, ahora, se han registrado intensidades máximas de IX.
Aclarado esto, la siguiente pregunta es: ¿de qué magnitud podemos esperar terremotos en la península y en qué zonas serían más probables?
Zonas de mayor peligrosidad: desde Valencia hasta Huelva
“Las zonas de mayor peligrosidad sísmica son todo el sur y el sureste”, advierte Cabañas. “También, todo el Pirineo, de Girona a Navarra. Y después, Galicia, aunque ahí la peligrosidad es más baja”. Para hacer un mapa de peligrosidad, se estudia la sismicidad del territorio, su historia sísmica.
En Madrid, por ejemplo, no hay peligro. “Está en una zona súper estable. Madrid está excluido de aplicar medidas antisísmicas en el diseño de los edificios”. Pero no sólo Madrid. “Toda la zona central” es de bajo riesgo sísmico, explica, “casi las dos mesetas”. Hablamos de una zona que, hacia el sur, llegaría hasta Albacete o Ciudad Real, donde ya tienen que aplicar medidas antisísmicas. Y hacia el norte, llegaría hasta Santander.
En Andalucía y Levante, en cambio, es “donde más exigencia hay para que los ingenieros diseñen sus estructuras con medidas antisísmicas”, por ser las zonas más peligrosas. “Desde Valencia hasta Huelva”, resume Cabañas, “junto con Pirineos”.
¿Están preparadas estas zonas para resistir terremotos? ¿Hasta qué magnitud?
Edificios que "deberían resistir bien" una magnitud 5 ó 6
“Entre un 5.5 y un 6 deberían soportarlo. Aunque con un 6 seguro que va a haber daños”, advierte el sismólogo. Pero confirma que sí, que en las zonas donde hay riesgo “se ha tenido en cuenta la normativa sismorresistente a la hora de construir”. Porque la resistencia de los edificios es clave en la mayor o menor devastación, cuando hay un seísmo.
La norma vigente es un Real Decreto de 2002. Pero Cabañas explica que las normas sobre construcción sismorresistente se van actualizando. Las primeras datan de los años 70 (1974), pero se han ido mejorando mucho. Ahora está a punto de aprobarse una nueva normativa, porque “el mapa de peligrosidad se actualiza constantemente (hay uno muy reciente) y por las propias mejoras que se han ido introduciendo en la ingeniería”.
“Un edificio construido en los 70 resistiría peor un terremoto de magnitud 5 o 6”, advierte Cabañas. Pero edificios más modernos “sí deberían resistirlo bien”. Explica el sismólogo del IGN que “deberían haber aplicado la regulación sismorresistente en el diseño, en el cálculo de la estructura. Y después, deberían haberse construido bien. Deberían soportar esos movimientos que se ha estimado probable que ocurran”.
Resistir la aceleración sísmica: el movimiento del suelo
Porque cuando hablamos de resistir, hablamos del movimiento del suelo, su aceleración, más que de la magnitud del terremoto. Eso es lo que se mide, al calcular la peligrosidad de la zona. Se hace una medición directa de las aceleraciones que sufre la superficie del suelo, como consecuencia del terremoto. Es una medida muy importante en ingeniería sísmica. “Los diseños se hacen para soportar aceleraciones, que son fuerzas, no solo cuentan las magnitudes de los terremotos”.
Lorca, por ejemplo, fue un “terremoto moderado-pequeño, pero les pilló debajo, a muy pocos kilómetros, y por eso el movimiento del suelo fue bastante grande, la aceleración sísmica registrada fue muy alta”, explica Cabañas.
El mapa de peligrosidad “es una predicción a largo plazo de lo que puede ocurrir, pero no en términos de magnitud, sino de cuánto movimiento del suelo puedes tener, cuánta aceleración. El ingeniero que va a construir tiene que saber cuánta aceleración sísmica tiene que resistir su edificio”.
Los edificios turcos no estaban preparados
En Turquía, por ejemplo, la mayoría de los edificios no estaban preparados para un seísmo de esta magnitud. Mustafa Erdik, profesor del Instituto de Investigación de Terremotos en Estambul, asegura en este artículo que "una de las razones por las que el número de víctimas ha sido tan alto es la mala calidad de los edificios". La normativa sismorresistente vigente en ese país data del año 2000. Es decir, afecta a una minoría de las construcciones, sólo las más nuevas. Muchos de los que se han derrumbado son anteriores a esa fecha. La norma se elaboró tras el terremoto de 1999, que dejó 18.000 muertos y destruyó 100.000 viviendas.
Hace ya cinco años que la Unión de Arquitectos e Ingenieros de Turquía presentó un informe en el que alertaba de que más de un tercio de los edificios no eran sismorresistentes. "Hay 20 millones de estructuras en nuestro país. Siete millones no están preparadas para resistir un gran terremoto", advertían en 2017. "El peor escenario para Estambul es la repetición del terremoto de magnitud 7,7 del 10 de septiembre de 1509", advertía entonces Emin Koramaz, presidente de esa asociación, en declaraciones a EFE. El de este lunes lo ha superado: 7,8.
En el extremo opuesto a Turquía se encuentra, por ejemplo, Japón. Los edificios japoneses son los mejor preparados para resistir un terremoto. El país tiene, desde hace décadas, una estricta normativa antisísmica.
En España, un 7,8 como en Turquía
¿Y España? Aunque un terremoto como el de Turquía ya hemos visto que no es probable en la península, si ocurriera en el futuro, ¿los edificios estarían preparados?
“Depende, sobre todo, de a cuánto estemos de distancia de su epicentro”, afirma Cabañas. En Granada o Almería, el de 1954 registró 7,8 de magnitud pero a 600 kms de profundidad, como decíamos. Pero ¿qué pasaría si ocurriese otro más superficial?
"Si ocurriese uno de 7,8 más cerca de superficie, creo que no tenemos diseñados los edificios para esos movimientos. La aceleración que puede provocar sería tan grande que no creo que se hayan diseñado los edificios para algo así”, reconoce el sismólogo. Pero añade: no se han diseñado “porque no se espera eso”.
Cabañas explica que “los edificios están construidos, en toda España, según lo que haya indicado el mapa de peligrosidad. Y están diseñados para soportar más aceleración en unas zonas que en otras”. Pero insiste: hablamos de "probabilidades de movimientos en el tiempo de vida útil de una construcción". Es decir: “Construyes para lo que esperas que vaya a ocurrir en una probabilidad aceptable de tiempo".