En la sala de urgencias del Hospital Santa Ana de Motril se ha producido una pelea multitudinaria donde los puñetazos y las patadas han dejado a varios sanitarios malheridos. El altercado producido el pasado martes de madrugada se ha saldado con un enfermero, una celadora y dos agentes de seguridad con heridas.
En declaraciones de uno de los implicados a Granada Hoy, quien ha decidido ocultar su identidad, asegura que todo pasó muy rápido: “Nunca había vivido una agresión de esta magnitud…de buenas a primeras nos rodearon y empezaron a pegar patadas y puñetazos por todos lados. No solo había adultos, fue un todos contra cuatro”
La agresión se inició cuando comenzaron a llegar familiares de uno de los ingresados en urgencias del hospital, todo trascurría con mediana normalidad hasta que uno de los visitantes se mareó en la puerta, entonces comenzaron los gritos y los insultos.
Empezaron a requerir un médico con urgencia, “un médico, hijo de puta” gritaban. Los sanitarios afirman que era imposible atender a la persona porque no dejaban espacio.
Cuando por fin pudieron meter al desfallecido dentro de urgencias para atenderle, el guardia de seguridad pidió que esperasen en la sala de espera a los demás familiares, “en ese momento llegó el primer puñetazo”
La gerencia y el equipo directivo del Área de Gestión Sanitaria Sur de Granada han brindado este martes su apoyo a todos los profesionales ante las agresiones físicas o verbales "de las que son objeto durante el desempeño de sus funciones", unas actitudes ante las que han mostrado su "repulsa" con un manifiesto de "tolerancia cero" y una concentración.
Han reconocido, según ha informado el Área de Gestión Sanitaria Sur en un comunicado, a los profesionales "por las características del trabajo que realizan, impregnado de una gran profesionalidad y una fuerte vocación de servicio".
"Cualquier tipo de violencia, ya sea física o verbal, es una lacra social intolerable e injustificable desde todo punto de vista y en ninguna circunstancia podemos consentirla ni aceptarla", han indicado, incidiendo en que los profesionales del sistema sanitario público ponen todo su esfuerzo para "atender las necesidades de salud de la población en base a criterios clínicos --avalados por la evidencia científica-- y valores éticos".
"Hacer el bien, no causar daño, contar con la opinión y el consentimiento del paciente y hacer una distribución justa de los servicios y recursos sanitarios según las necesidades de cada persona, son principios que acompañan a la organización sanitaria y a los profesionales en su toma de decisiones", las cuales "son consensuadas y quedan reflejadas en nuestros protocolos y procedimientos de actuación".
"Hacer un uso adecuado de las instalaciones y los recursos sanitarios, así como respetar las normas y a los profesionales, son deberes de los usuarios de los servicios sanitarios que solo pueden redundar en el beneficio común", prosigue el manifiesto.
"La desconfianza, la exigencia desmedida y la agresividad por parte de pacientes y/o acompañantes generan malestar y estrés entre los profesionales y solo consiguen mermar su ilusión y su capacidad de respuesta", afirma también este texto, que recuerda que las agresiones a profesionales sanitarios son consideradas un delito contra la autoridad, que, por tanto, puede denunciarse por la vía penal.