Mientras duró la pandemia no hubo gripe, ni bronquiolitis, ni adenovirus o parainfluenza. Todo era covid. El confinamiento primero y el uso generalizado de mascarillas después ayudó a frenar no solo la transmisión del SARS-CoV-2 sino también otros virus y bacterias. “El hecho de que durante dos inviernos hayamos estado manteniendo la distancia, con unas medidas de higiene muy fuertes en cuanto a las manos y usando, sobre todo, mascarilla hizo que durante ese tiempo no nos enfrentáramos a la gripe, al virus respiratorio sincitial u a otras bacterias. De ahí que hubiera menos infecciones”, asegura el catedrático de Inmunología Alfredo Corell.
Pero esas medidas para evitar los contagios prácticamente ya no existen y el volumen de casos por enfermedades respiratorias ha sido mayor que otros años por estas mismas fechas. No porque hayamos perdido nuestras defensas, insisten los inmunólogos, sino porque, especialmente, los más pequeños se están enfrentando por primera vez a agentes infecciosos nuevos. Corell calcula que el triple de niños con respecto a un año normal.
Y la realidad es que están encadenando un catarro con otro debido a que sus sistemas inmunitarios no se entrenaron como tenían que haber hecho en su día. “Los niños más pequeños no han tenido un entrenamiento adecuado de su respuesta inmunitaria y se ha perdido el ritmo estacional. Por eso ahora están habiendo más infecciones de las que había habitualmente en temporadas de otoño-invierno”, insiste Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología.
Esta temporada de otoño e invierno los virus que han estado más activos han sido la covid, la gripe (sobre todo la gripe A) y el virus respiratorio sincitial (VRS) así como todos aquellos adenovirus o coronavirus que provocan infecciones respiratorias y resfriados comunes. A todos ellos hay que sumarle el estreptococo del grupo A, una bacteria común que, en principio, no presenta complicaciones graves para la salud, pero que, sin embargo, los médicos están notando una mayor incidencia de casos y de gravedad.
La cuestión es cuánto tiempo durará esta ‘deuda’ inmunitaria que nos ha hecho padecer más infecciones respiratorias este año. “El ritmo estacional se irá recuperando y normalizando con el tiempo al haber dejado de usar las mascarillas y al estar exponiéndonos a los virus respiratorios de otoño e invierno, como estamos viendo con esos mocos que todo el mundo está teniendo esta temporada”, asegura López Hoyos. “Es probable que la temporada de gripe, que este año se ha adelantado, vuelva a ser el año que viene semejante a la de siempre, es decir, siendo diciembre, enero y febrero los meses más fuertes”, sostiene.
En cuanto al VRS, también se espera que se normalice. En noviembre se vivió un auténtica explosión de bronquiolitis (causado por el VRS), que provocó incluso el colapso de muchos hospitales en la planta de pediatría durante noviembre, un mes antes de que llegase a su pico habitual.
“Es un tema de volver a las relaciones sociales, de exponerse a los virus y de entrenamiento de la población. Los niños tienen que entrenarse durante su etapa más temprana para tener un buen desarrollo y maduración de su respuesta inmunitaria, con inducción de memoria inmunológica”, explica el presidente de la Sociedad Española de Inmunología.
Lo cierto es que no todos los años la incidencia de todas las enfermedades infecciosas es igual. Es decir, la estacionalidad no es la misma ni tampoco todos los virus y bacterias son iguales. "Las variantes cada año son distintas. Este año, por ejemplo, tenemos más gripe A que B. Y el virus respiratorio sincitial hay años que tiene muy poco pico y otros muy fuerte. No todos los años se produce la misma incidencia en los hospitales. Probablemente este año han convergido nuevas variantes, como el de la gripe A, un pico del VRS, que hacía muchos años que no había, y una relajación de medidas anticovid", apunta Corell. “Lo más probable es que el entrenamiento de este año sirva para que en los años venideros los niños y los adultos que hemos estado enfrentados a los virus y bacterias de este invierno, recuperemos ese entrenamiento y esa memoria inmunitaria en caso de haber pasado la infección que nos protegerá en las siguientes”, añade.