Rosa, la mujer de Fuenlabrada, en Madrid, que ha matado a su marido y después se ha suicidado, padecía una dolencia mental. Estaba tratada adecuadamente y nada hacía presagiar un final así. Las fiestas de Navidad habían transcurrido con toda la familia con normalidad, como todos los años. Sin embargo, Rosa ha explicado en una carta que no podía más.
La noche antes de que Rosa matara a Clemente, un guardia de seguridad a punto de jubilarse, sus hijos hablaron con ellos. A la mañana siguiente, como no pudieron contactar con ellos, fueron a su casa de Fuenlabrada y descubrieron la tragedia.
Rosa padecía una dolencia mental de la que se trataba siguiendo regularmente las instrucciones del médico, según informa ABC. Sin embargo, sus vecinos no sabían nada al respecto. Ha acogido con verdadero asombro la noticia de la muerte de los dos. No había nada raro en ninguno de ellos, insisten los vecinos.
Rosa, Clemente y sus hijos habían celebrado juntos las Navidades y todo había transcurrido como siempre. Hablaron, cuenta el citado diario, de los planes que tenían para cuando él se jubilara. Rosa dejó su casa impecable, perfectamente limpia y recogida. No había nada fuera de lo normal.
Sin embargo, Rosa dejó una carta para sus hijos en el salón de la casa de Fuenlabrada donde llevaban toda una vida viviendo. Allí les decía, según ABC, que quería acabar con todo y que no iba a dejar al padre solo.
La Policía investiga el caso. El cuerpo de Clemente estaba en una habitación y el de Rosa en otro. Se suicidó con el cordón de su bata. Habrá que esperar a la autopsia para saber cómo exactamente le quitó la vida a su esposo. Se baraja la posibilidad de que lo durmiera con medicamentos y luego le suministrara lejía.
Tanto los medicamentos como la lejía hallada en el piso se lo han llevado los investigadores para analizarlo.