A Agustín Rubiales Plaza le salieron los dientes trabajando en las calles de su Cádiz natal. Pasó por todos los oficios y sufrió todo tipo de necesidades hasta que encontró su futuro como constructor. Desde ese día, Agustín no ha parado de devolver a sus vecinos todo lo que la vida le ha dado, por eso se ha ganado a pulso el sobrenombre del 'constructor solidario' porque muchos son los que pueden vivir dignamente bajo un techo gracias a su compromiso social con los más necesitados y las víctimas de los desahucios.
La vida de Rubiales Plaza es un ejemplo en un mundo en el que la solidaridad se mendiga y la ayuda desinteresada cuesta encontrarla. De él supimos por primera vez cuando salvó a Joaquín y Josefa, un matrimonio de 80 años desahuciado por su hijo de su vivienda de Sevilla, hace más de una década. Sobre él pesaba el desagradable recuerdo de aquella vez que fue expulsado de su pequeña vivienda de la Casa Lasquetty, ahora devenida en palacete rehabilitado, pero en su época era un conglomerado de infraviviendas.
Tras aquella experiencia, Agustín, a base de trabajo y esfuerzo resurgió hasta convertirte en un próspero contratista de obra con trabajos para la administración en varias provincias. Un éxito que ha usado para evitar que otros pasen por su experiencia de perder un techo donde cobijarse.
Desde hace años, el 'constructor solidario' ofrece viviendas a precios asequibles a personas sin hogar. Son personas a las que ha sacado de la calle y les ha ofrecido una casa rehabilitada en la que recuperan su dignidad y las ganas de seguir enfrentándose a la vida. Las historias de José María, de David o de Regla comparten relatos de desgracias e infortunios, pero también finales felices gracias a la solidaridad de Ángel.