Faltan escasos días para que concluya este año 2022 marcado por la guerra de Ucrania, la crisis energética y las anomalías climatológicas en un planeta que ha superado ya los ocho mil millones de habitantes. A lo largo de estos doce meses nos ha marcado también la muerte de la reina de Inglaterra, Isabel II o el asesinato en plena calle del ex primer ministro de Japón, Shinzō Abe. Y en España, agobiados por la subida de los precios y el goteo constante de mujeres asesinadas por su parejas o exparejas, recordamos también la muerte de Esther López o la búsqueda infructuosa de Sandra Bermejo.
El caso de Esther López sigue conmocionando a la sociedad española tras su asesinato el 13 de enero, aunque su cuerpo tardó diez días en ser localizado. La joven de Traspinedo, en Valladolid, salió de copas con unos amigos, pero en mitad de la noche abandonó el local junto a Óscar, el principal sospechoso de su asesinato.
Su cuerpo fue encontrado días después en una cuneta cerca de un cruce en dónde ya se había buscado. La autopsia certificó que había sido atropellada, aunque no murió en el acto, por lo que se pudo haber evitado su muerte de haber sido atendida. Esther murió en una lenta agonía en una noche a cinco grados bajo cero y con grandes dosis de alcohol y cocaína en su sangre.
La Guardia Civil sigue investigando un caso que aún permanece abierto y en el que el principal sospechoso, Óscar, sigue en libertad al igual que Ramón, 'el manitas'. Hay un tercer investigado: Lucio, 'Carolo', un amigo de la víctima.
Sandra Bermejo era una de las cuatro desaparecidas en España consideradas de alto riesgo. Junto a esta psicóloga madrileña de 32 años, Mónica de la Llana García (desaparecida el 21 de julio en Tarragona), Esther Moro Espinel (desaparecida el 24 de septiembre en Vigo) y Juana Fernández Moreno (desaparecida el 10 de noviembre en Murcia), están en el punto de mira de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado por la altísimas probabilidades de que se trate de desapariciones forzadas.
Sandra Bermejo desapareció el 8 de noviembre en la zona del Cabo Peña, Asturias. La aparición de un cuerpo en la misma zona en la desapareció esta joven psicóloga madrileño y el análisis de su ADN han confirmado que se trata de ella, finalmente.
El asesinato a tiros de las pequeñas Iris y Lara, de 9 y 11 años, a manos de su madre, una agente de la Guardia Civil destinada en Quintanar del Rey, en Cuenca, nos recordó que desde 2007, 50 menores han sido asesinados en España por sus progenitores, 26 de ellos por sus madres y 24 por sus padres.
Paola, destinada en la Casa Cuartel de esta localidad conquense, estaba separada de su pareja con la que había tenido a Iris y Lara. Los problemas de la pareja sobre la custodia de las pequeñas y la inminente separación de sus hijas llevó a esta agente de la Guardia Civil de 42 años a usar su arma reglamentaria para quitarse la vida después de asesinar a las dos menores.
Noemí Martínez Lago tampoco soportó que la Justicia terminara quitándole la razón y concediéndole la custodia a su exmarido, por eso, el domingo 30 de octubre suministró barbitúricos a su hija Olivia, de seis años y la mató. Pasó varias horas junto a su cadáver hasta que su hermano, alertado por la falta de noticias dio la alerta a la Policía.
Fue a raíz de ese aviso cuando los policías acudieron al domicilio, un piso de alquiler en el barrio de El Llano de Gijón y, tras contactar con el dueño, consiguieron entrar. Se encontraron a la niña muerta con una intoxicación de barbitúricos. Tumbada en la cama, junto al cadáver, estaba su madre. También había ingerido barbitúricos. La mujer fue detenida y trasladada al Hospital de Jove, para su recuperación. Posteriormente, tras la primera declaración, fue enviada a prisión.
Las muertes de mujeres a manos de parejas o exparejas siguen creciendo en España. El año que termina ha sido especialmente cruel en este sentido. El mes de diciembre ha sido uno de los peores con 8 mujeres asesinadas lo que eleva el total de 2022 a 42 asesinatos, y aún quedan cuatro días para que termine el año.
Uno de los casos más sangrantes de este tipo de violencia lo vivimos a finales de junio cuando fue localizado el cuerpo de Juana Canal 19 años después de su desaparición. La Guardia Civil detuvo horas después al que era su pareja y lo trasladó a la finca de su familia en la que habían aparecido restos óseos pertenecientes a la víctima.