Muchos niños sueñan desde bien pequeño con convertirse en astronautas, pero los datos afirman que son muy pocos los que llegan a conseguirlo. Pablo Álvarez y Sara García, han sido de los pocos afortunados en cumplir su sueño, los primeros españoles en entrar en la ESA en 30 años. Ambos consiguieron formar parte, tras un largo proceso de selección, el pasado mes de noviembre en el equipo de astronautas de la Agencia Espacial Europea, conocida por sus siglas en inglés (ESA), European Space Agency.
Tras este hito, se han convertido en todo un referente para miles de estudiantes, como han podido comprobar en un evento en el salón de actos de Industriales de la Universidad de León, "nos dan más ganas de superarnos a nosotros mismos", afirmaba un alumno. Ambos, han sido recibidos en la universidad, dónde tanto Sara como Pablo estudiaron, entre aplausos por los cientos de estudiantes que los esperaban. “Es una pasada estar con todos y se me ha puesto la carne de gallina al estar así en mi escuela “, ha señalado Pablo Álvarez.
Durante la charla, tanto Álvarez como García han hablado de su época en la universidad, demostrando así que no hace falta estudiar en una universidad de prestigio para conseguir llegar alto, en este caso, al espacio. En este contexto, Sara, ha añadido que los "únicos límites" que existen nos los "autoimponemos" nosotros mismos. “Yo era muy empollonina y tuve el mejor expediente de mi promoción, aunque estoy viendo a un profesor que me bajó un poco la media “, ha bromeado la astronauta.
Así mismo, su compañero, Pablo también ha querido hacer uso de la comedia durante la exposición, llegando a afirmar que, en este momento, la Universidad de León es "la universidad con más astronautas de Europa", ya que tanto él como Sara estudiaron en dicha facultad, hecho que no se ha repetido en la ESA.
Pablo Álvarez, quien comenzará a prepararse en abril para viajar a la estación espacial internacional, también ha estado esta mañana en el renombramiento del hangar de la Universidad de León, el cual, ha acogido su nombre. En el caso de Sara García, sigue centrada en la investigación de una cura contra el cáncer a la espera de una misión que le lleve al espacio. Su nombre también permanecerá inamovible en la universidad en la que estudió, pero en su caso en un laboratorio.