Los médicos ratifican ante el juez que la madre de Olivia reconoció haberle dado pastillas para matarla

Dos de los médicos que atendieron en el hospital de Jove a la madre de la pequeña Olivia García, la niña de seis años muerta supuestamente a manos de su progenitora en Gijón el pasado octubre, han ratificado ante el juez que la mujer, a su llegada al centro hospitalario una vez arrestada, se encontraba "plenamente consciente" de lo que hizo y señaló a los sanitarios que le había suministrado pastillas a la pequeña con la intención de que falleciera.

"En ningún momento se temió por su vida", ha indicado, sobre la madre, el letrado de la acusación, Daniel Labrador, que representa al padre de la menor, Eugenio García.

Este ha apuntado que así lo afirmaron los dos sanitarios, el médico que le dio el alta y el psiquiatra que atendió en el hospital a la mujer. Esta había sido trasladada al hospital de Jove al encontrar en la casa junto al cuerpo de su hija en la cama.

La menor ya estaba fallecida, pero la mujer fue trasladada con síntomas de somnolencia al centro hospitalario por la ingesta también de pastillas, aunque, según el relato de los médicos, no precisó ni de lavado de estómago y el resto de sus signos vitales, al margen del sueño, eran normales. La mujer ingresó sobre las tres de la mañana y le dieron de alta horas después, sobre las 10.30 horas.

Sin signos de arrepentimiento

Los declarantes, asimismo, señalaron que no apreciaron en ella signos de arrepentimiento; no lloró y se mantuvo coherente en su discurso. "Física y emocionalmente se encontraba bien", ha incidido el letrado sobre lo relatado por los sanitarios, a lo que ha remarcado que no tenía nada como para dejarla ingresada. Ha recalcado, en este caso, que solo le fue necesario suministrar suero.

Por otro lado, ha apuntado que la acusación ha interesado la toma de declaración de los agentes de la Policía Nacional que intervinieron en el caso y el médico de urgencias del hospital de Jove que atendió a la mujer, que actualmente está ingresada en el Centro Penitenciario de Asturias, a su llegada.

Cabe recordar que la madre acababa de perder la custodia de la hija y debía de entregarla al padre, que vive en Segovia, tras un largo proceso legal.