Han pasado 15 meses desde que el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma comenzara a rugir y hace casi un año desde que se dio por finalizado. El volcán entró en erupción el pasado 19 de septiembre en el paraje conocido como Cabeza de Vaca, en La Palma. Durante 85 días permaneció activo hasta que el 13 de diciembre cesó su actividad. Las autoridades de la isla confirmaron el 25 de diciembre que la crisis volcánica había finalizado.
Impresiona ver el calor que todavía se desprende de las coladas del volcán con la lluvia, casi un año después de darse por apagado. Con una duración de tres meses, la lava cubrió esta zona del suroeste de la Isla Bonita, destruyendo miles de edificios, casas e infraestructuras y obligando a miles de residentes a abandonar sus hogares, muchos de ellos siguen a la espera de las ayudas para poder empezar de nuevo. Todavía hoy algunos respiraderos del cráter muestran restos de magma a unos pocos metros de la superficie. En estas fotos se aprecia el vapor de agua que desprenden con el agua caída.
"La razón es clara", dice Rubén López, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN). "Es un fenómeno atmosférico muy característico de una zona que ha tenido una erupción hace relativamente poco tiempo". La temperatura de las coladas de lava sigue siendo lo suficientemente alta como para evaporar el agua de lluvia que ha caído en los últimos días, formándose grandes columnas de vapor de agua.
El contacto con el aire hace que la costra superficial de las coladas de lava se solidifique a las pocas horas de su emisión, y adquiera ese característico color negro. Pero, esta solidificación sólo se produce en la parte más superficial, que está en contacto con el aire, que es mucho más frío que la lava. Por debajo de esta corteza superficial, la temperatura se mantiene alta durante mucho más tiempo.
"Estamos hablando de una zona, de unas rocas, que cuando se formaron estaban a 900 o 1.000 grados Cº", recuerda Lopéz, y que, "ahora mismo en la superficie pueden estar fácilmente a 60 º. En cuanto pasas un metro hacia el interior, aunque depende mucho de las zonas, puedes llegar a los 200 o 300 grados. Con lo cual, cuando el agua se va filtrando vuelve a subir hacia arriba en forma de vapor de agua dejando estas nubes tan características".
"No es la primera vez que las vemos", dice el vulcanólogo del IGN. Ya durante la erupción, por estas mismas fechas se vieron alguna vez que llovió y que ahora lo vemos de nuevo sobre todo por la cantidad de agua que ha caído.
"No es peligroso, no hay nada que temer, es normal que ocurra este fenómeno", explica. Es simplemente una reacción meteorológica al calor que hay tras caer el agua en las coladas que tienen ya un año aproximadamente".